Para la investigación en comunicación social, el concepto mediación es pivotante. A un tiempo, sintetiza en forma descriptiva el conjunto de prácticas asociadas a la comunicación social, de manera tal de trascender la versión que da cuenta de ellas como funciones dentro del cuerpo social, dispuestas a la búsqueda de efectos por parte de los receptores/perceptores (Martín Serrano); pero a la vez preserva la perspectiva crítica que las evalúa como participantes de un modo de producción, donde las asimetrías de capital quitan legitimidad a estas mismas prácticas en una perspectiva de la Modernidad que la entiende como la ideología del capitalismo (Wallerstein,2013) y donde los procesos de intercambio y capitalización (Baudrillard, 1999; Bourdieu, 1997), de construcción de valor por parte de los mediadores en tanto que constructores de discurso (Martín Serrano, 1977), o por parte de las audiencias empoderadas de sus propias estrategias de producción simbólica (Barbero, 1987; Orozco, 1991; De Certau, 1999), construyen la trama de significaciones que desde la perspectiva de los estudios culturales podemos entender como cultura (Weber, 1922; Geertz, 1973), imaginario social (Castoriadis, 1989) o semiosis social (Veron, 1987), entre otros enfoques destacables.