Lo llamé especialmente en ocasión de su premio Cóndor de Plata en el 2008, por su labor de guionista en cine y su tarea de crítico. Yo había recibido el premio en el 2004, y me emocionó cuando me dijo que mi premio era el que tenía que festejar, por toda mi niñez dedicada al cine y al teatro, pionera de la televisión y un icono de la juventud argentina. Me emocioné mucho con sus comentarios y me di cuenta de lo mucho que le gustaba el cine y cuánto sabía al respecto. Había escrito guiones y era un comentarista cabal del mundo fílmico. Aparecieron nombres de actores, directores y nos invadió el recuerdo. Yo alcancé a decirle cuánto me había conmovido Santa Evita, best seller internacional con diez millones de copias, traducida a treinta lenguas, considerada por Mario Vargas Llosa como una ”novela maestra”. Sin duda, una novela donde el límite entre realidad y ficción se entreteje con la vida misma y donde vibra la emoción del recuerdo y de los hechos vividos, junto con la investigación periodística y la imaginación del escritor. Relato apasionante de la travesía de esta mujer memorable, Evita, y de los cuestionamientos de la “Argentinidad”, que los dos sentíamos en nuestro corazón.