La pantalla censurada RCTV-Globovisión
La pantalla censurada RCTV-Globovisión

AUTORES: Hernández Patiño, León / Cañizález, Andrés

“La verdad es la primera víctima de la guerra.”  Esquilo.

A lo larga de toda la historia republicana de Venezuela, la censura siempre ha sido un peligro presente en el disfrute de los derechos civiles y políticos que los venezolanos han disfrutado desde su emancipación de la Corona Española. Incluso en los 40 años de democracia representativa, la Edad de Oro de la libertad de expresión en nuestro país, no estuvo libre de deplorables actos de censura por parte del régimen de libertades públicas conquistado en 1958. Pero a partir de 1999, con el ascenso de Hugo Chávez al poder y todo su proceso de cambio político que lo anterior implicaba, la pasión de la censura ya no era sólo acallar las voces incómodas del poder, sino reemplazarlas cuantos antes por voceros que fuesen favorables a los intereses de la élite gubernamental de turno.

Si la obsesión por los medios por parte del nuevo régimen revolucionario ya estaba presente en su ascensión al poder a finales del siglo pasado, es alrededor del 2003, año donde el poder político de los medios privados de comunicación quedó en evidencia ante todos los venezolanos, lo que llevó al oficialismo a obsesionarse con el poder de la comunicación de masas para moldear la percepción de la realidad de los venezolanos. Ya no era dirigir la forma de hacer información y periodismo desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las líneas del gobierno central. El imponer que los hechos no ocurren bajo unos criterios relativamente objetivos para ser registrados, sino de acuerdo a las inclinaciones políticas de dueños de medios y periodistas. Esto citando a Orwell, nos crea la idea aterradora que en Venezuela la noción de verdad objetiva y constatable está desapareciendo, que quien tiene el poder es quien define la realidad.

Desde los centros del poder nos quiere hacer creer que los hechos y su interpretación sólo dependen su veracidad de acuerdo a los intereses de quienes lo cubren. Hace 20 años periodistas de ideologías políticas diversas podrían disentir en muchas cosas, incluso en las fundamentales de un hecho noticioso, pero seguía habiendo un acervo de datos neutrales, por llamarlos de algún modo, que ningún bando se atrevería a poner en duda. El Totalitarismo, de quien se nutre el actual gobierno de Venezuela niega en concreto que exista nada llamado “hechos”, sólo

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Foto: Caricaturista Roberto Weil.

existe la cobertura de hechos “bajo enfoque de izquierda” y “bajo enfoque de derecha”; “periodismo revolucionario” y “periodismo burgués”. Que los hechos suceden y se interpretan no de acuerdo metodológicos compartidos por todos sino quien tiene el poder de imponerlos en la psique colectivo de los venezolanos.

Los casos de los canales RCTV y Globovisión, censurados de una forma u otra por el gobierno nacional son paradigmáticos de este nuevo horror que vive el país. El gobierno ha sido enérgico en vender tantos por sus medios directos como sus aliados afines a la opinión pública una versión de porque se le retiró la concesión a Radio Caracas Televisión y el cambio de orientación en Globovisión, convirtiéndose en acervos del sentido común de todos los venezolanos. “RCTV se le retiró la concesión por golpista, no se cerró”, “Globovisión rectificó su línea editorial”. Pero más allá de esta repetición goebeliana, existen los informes, los documentos y las declaraciones públicas de protagonistas y analistas de este proceso censura contra estos medios que luchan contra el objetivo de convertirse en emisoras de repetición del mensaje del actual gobierno. Si Esquilo decía que la verdad era la primera víctima en una guerra (máxima popularizada Arthur Ponsonby), ¿Qué se podría esperar de una autocracia, que es un régimen en permanente guerra contra los ciudadanos que desea gobernar?

UCAB Ediciones nos presenta este revitalizante texto, elaborado entre León Hernández Patiño y Andrés Cañizales, sobre los procesos de acoso y censura contra RCTV y Globovisión emprendido desde el Estado Central para anular o cambiar la línea editorial de estos dos medios televisivos en el país en el caótico contexto político nacional que ha caracterizado al país en los últimos años. Este valioso libro “La pantalla censurada: RCTV-Globovisión”, nos recuerda que la mentira no se convierte en verdad por más que se repita, que el mundo no desaparece por mucho que se tapen algunos los ojos. Que, para disfrutar los beneficios de la libertad de expresión, esta no puede estar condicionada a las estructuras del poder político de turno. Que la censura y autocensura se pueden combatir no sólo con base a instituciones sociales impersonales, sino gracias a la integridad ética de los individuos concretos relacionados con el tema. Un libro que no puede faltar en su biblioteca todo aquel interesado en el tema de la libertad de expresión en estos tres lustros de conflicto político.