Sumario
El periodista reflexiona, desde Colombia, sobre el aparente falso dilema que se ha presentado en toda la región entre el derecho al trabajo y el derecho a la salud durante la pandemia por COVID-19. Nos ofrece varios testimonios en donde se evidencia este dilema. La pregunta que se formula el periodista: ¿Entonces a favor de qué postura debemos estar?
“Quédate en casa”, comenzamos a escuchar una y otra vez a través de los medios de comunicación cuando la pandemia del coronavirus alcanzó a Latinoamérica. El mensaje se repite a diario a través de la publicidad oficial, que domina los espacios de anuncios, alternada con los comerciales de los laboratorios farmacéuticos.
Los presentadores de noticieros lo repiten con facilidad desde la comodidad de sus apartamentos ubicados en las zonas más acomodadas de sus ciudades. Los influencers de las redes sociales también se han unido al movimiento, invitándonos a quedarnos en casa con boomerangs y tik-toks en los que se suelen ver de fondo las piscinas donde pasan las horas de esta larga cuarentena.
Mientras esto sucede, al otro lado del televisor, hay millones de personas para quienes quedarse en casa no es una opción. Si se quedan en casa, se mueren de hambre. Quedarse en casa para ellos es exponerse todavía más al contagio, pues viven hacinados con otras personas en pequeños hogares donde la idea de aislamiento social suena como un mal chiste.
Para aquellos que no pueden darse el lujo de quedarse en casa, escuchar que medios de comunicación y periodistas repiten una y otra vez con tanta facilidad “Quédate en casa”, comienza a ser tan molesto como una gotera constante sobre sus cabezas. Basta con mirar los resultados que arroja en Twitter el buscar tuits con los términos “Periodistas + Quédate en casa”, para ver cuán incómoda puede resultar nuestra férrea defensa de la cuarentena a oídos de quienes necesitan desesperadamente salir a rebuscarse la vida. Ante esta situación, ¿cómo esperamos que este amplio sector de la ciudadanía más necesitada no vea que los periodistas hemos tomado partido hacia un bando contrario al de ellos?
Al mismo tiempo, ante la falta de contenido informativo, las secciones deportivas y de entretenimiento de los noticieros se dedican a mostrar cómo los famosos pasan la cuarentena haciendo gala de sus habilidades futbolísticas con rollos de papel higiénico, flexiones de pecho y toda clase de challenges virales que inundan las redes sociales.
¿Pero qué tanto espacio están dedicando los medios de comunicación tradicionales a mostrar la miseria de quienes salen a buscar algún mendrugo de pan en las desoladas calles por las que solamente circulan mensajeros en moto y bicicleta? Para encontrar este tipo de ejercicios periodísticos es necesario recurrir a los pequeños medios digitales independientes. Es de destacar, por ejemplo, el reportaje videográfico de Pacifista, que salió a las calles de Bogotá para mostrar cómo hay centenares de ciudadanos clamando por ayuda, porque tienen hambre de verdad, hambre que duele y que debilita los huesos.
¿Un debate falaz?
Es cierto que varios analistas han calificado como falaz la idea de que tengamos que elegir entre prolongar la cuarentena o reabrir la economía, no se trata de maneras diametralmente opuestas para enfrentar la pandemia. Sin embargo, el debate está ahí por más que lo califiquemos como una falsa disyuntiva, y es necesario que desde el periodismo lo abordemos para hacerles ver a las audiencias que existen maneras de evitar el contagio masivo sin deteriorar tanto las finanzas de los hogares.
A lo largo de esta cuarentena, he tenido la oportunidad de conversar sobre esta aparente dicotomía con varios colegas. La pregunta que suelo hacerles es ¿cómo ha de reaccionar el periodismo cuando una sociedad se polariza entre quienes están a favor y en contra de la cuarentena?
Una de las respuestas más interesantes la obtuve de labios del periodista mexicano Luis Miguel González, director del diario El Economista, quien brindó un seminario web sobre Economía, Covid-19 y Periodismo por invitación de la Fundación Gabo.
Para González, es necesario que los periodistas contemos bien las dos historias. Por un lado, no dividir estos dos puntos de vista en las categorías de bueno y malo, pero recordar siempre que la salud debe tener prioridad.