En tal sentido, según cifras de Conatel y Cavetesu (Cámara Venezolana de Televisión por Suscripción) para 2019 el número de suscriptores de televisión de pago por la modalidad satelital representan 66,52 % del mercado de audiencia y el 33,48 % que está suscrito a la modalidad que usa el cable tanto para la transmisión como para la recepción de contenidos.
- Vemos entonces que con las TIC y muy especialmente con la denominadas tecnologías digitales, se revolucionan los procesos de transmisión de contenidos, al igual que los de recepción. Es decir, hay toda una evolución acelerada entre usos y servicios de la televisión de pago. Esto significa, tal como nos apunta Roberto Igarza, interpretando lo que explicita Jean-Charles Bourdier en Réseaux à hauts débits: nouveaux contenus, nouveaux usages, nouveaux services (2000):
En este marco, debe entenderse ‘servicio’ como la prestación a la que accede el usuario al final de cada capilar de una red. El término ‘usos’ concierne a la apropiación (raramente sujeta a una predicción cierta) de los servicios por parte de los usuarios y, en ciertos casos, es inclusivo de la influencia que ejerce el entorno de éstos.(12)
- Se nos dice que el futuro de la televisión y del audiovisual en general estará (está ya) en la aplicación de la tecnología digital. La tecnología digital se soporta o se traslada en diversas plataformas televisivas: tanto en la televisión satelital, como en la televisión vía cable y en la televisión abierta o generalista. El español Enrique Bustamente llega a decir que:
[…] la arquitectura del poder que está dibujando la televisión digital es más compleja. Porque los escasos players de este negocio se entrelazan entre sí por participaciones cruzadas […] de la misma forma en Latinoamérica, los grandes grupos clásicos se han adaptado al salto tecnológico, fraguando alianzas con las multinacionales norteamericanas (Televisa y O´Globo con SKY, Cisneros o Clarín con DTV).(13)
De igual forma, la tecnología digital fusiona las ventajas, tanto en la producción como en el consumo de contenidos, de dos medios muy importantes en el presente: la televisión por un lado y el Internet por el otro. Nuevamente Bustamante nos señala que:
La consecuencia mayor y más visible por el momento de la tecnología digital es la disponibilidad de múltiples canales y el fin de la escasez de soportes, así como, correlativamente, la drástica reducción de los costes por programa o canal, lo que agudiza la tendencia preexistente a una oferta cada vez más abundante de canales y servicios. En el satélite, en el cable o en la televisión digital terrestre (TDT o DDT), la disponibilidad de canales se multiplica por 4 a 10 veces, con una reducción equivalente de su coste unitario.(14)
Esto significa que esta tecnología aprovecha mucho mejor el espectro radioelectrico, es decir, que es posible transmitir cuatro canales más en aquel espacio donde antes se transmitía uno solo. De igual manera la señal digital puede ser recibida por distintas plataformas: computadoras, teléfonos celulares y laptops…
- En el contexto venezolano ya hemos oído hablar, desde el mes de octubre de 2009, de la televisión digital terrestre (TDT). Exisiten tres sistemas de televisión digital: Sistema europeo (DVB/T); Sistema estadounidense (ATSC) y el Sistema japonés/brasileño (SVTBD-T). Para ese año, 2009, el Gobierno había adoptado el sistema japonés que se denomina Televisión Digital Japonés Integrated Services Digital Broadcasting–Terrestrial (ISDB-T) con modificaciones tecnológicas brasileñas (SVTBD-T). Sin embargo, será en el 2013 cuando se produce el lanzamiento formal de la TDT. El proyecto era favorecer a los sectores populares de Caracas y, en lo regional, a trece estados. Hoy, el proyecto ha quedado a la deriva como otros tantos proyectos gubernamentales. En tal sentido Antonio Pasquali, en su última publicación (La devastación chavista. Transporte y comunicaciones) expresa lo siguiente:
[…] el relativo a la Televisión Digital Abierta, TDA, un “proyecto personal de Chávez” y caso de populismo puro en el cual invirtió el déspota 265 millones de dólares en 2013, con sistema japonés modificado en Brasil, decodificadores fabricados en Argentina y apagón analógico previsto para el 2019. Le compró 750.000 decodificadores a sus amigos argentinos, y todos los regaló a chavistas de zonas marginales; otro proyecto estancado y a la deriva, con programas políticamente seleccionados de 3 emisoras privadas y las 15 oficiales, más lo de Rusia TV.(15)
Hecha esta rápida secuencia de lo que ha sido el surgimiento, la penetración y las preferencias de la televisión por suscripción en nuestro país, vayamos ahora a un breve desarrollo de lo que ha significado para una gran parte de venezolanos el cese de las operaciones de DirecTV Venezuela, el martes 19 de mayo de 2020. Este apagón, como se le ha denominado, deja aproximadamente a 2.3 millones de hogares sin la señal e impacta a un poco más de 11 millones de venezolanos si estimamos a cuatro personas por familia.
Una historia y el apagón
Se pudiera pensar que la empresa u operadora de televisión por suscripción DirecTV es una empresa venezolana y propiedad de la Organización Diego Cisneros. DirecTV es una franquicia de la unidad de DirecTV de American Telephone and Telegraph (AT&T). Hoy esta empresa es la más importante y enorme de telecomunicaciones en el mundo, al igual que se ha convertido en el conglomerado de medios más grande del planeta a raíz de que en 2016 adquiere DirecTV (esta organización de televisión por suscripción nace en Estados Unidos en junio de 1994) y en el 2018 cuando la compañía de medios audiovisuales WarnerMedia (antes se llamaba TimeWarner) pasa a formar parte, tras su adquisición, de la American Telephone and Telegraph (AT&T). De tal forma que:
Con las nuevas adquisiciones AT&T controla las productoras, subsidiarias y filiales de la Warner Bros. y diversos canales de televisión por cable como CNN, CNN Chile, HBO, Cartoon Network, Boomerang, TNT, TNT Series, TNT Sports, HTV, CDF, Chilevisión, Cinemax (pertenecientes a Turner Broadcasting System). Además (con DirecTV Latin America, SKY Brasil –93 %–, SKY México –41, 3%–, Turner Broadcasting System Latin America, HBO Latin America Group) la compañía controla canales de televisión y operaciones de televisión por satélite en Latinoamerica.(16)
En lo referente a la incursión de la Organización Diego Cisneros en la televisión por suscripción tenemos que remontarnos a 23 años atrás. Es en 1997 cuando inicia operaciones DirecTV Venezuela bajo el sello de la ODC y estamos bajo la presidencia de Rafael Caldera. DirectTV funcionaba como franquicia de la unidad de DirecTV de la AT&T, pero el nacimiento de DirecTV Venezuela tiene sus antecedentes:
- En 1995 el consorcio Galaxy America Latina surge con la fusión de Hughes Communications, la Organización Diego Cisneros, Multivisión de México, TVA Abril de Brasil y SKY, con el objetivo de conformar una red de 144 canales de televisión y 60 de música por la modalidad satelital con DirecTV y que llegaría a 27 países de América Latina. Esta alianza se denominó DirecTV Latin America.
- De igual forma, dentro del conjunto de alianzas que se dan en esos años para la explotación del servicio de televisión de pago en América Latina aparece también otro grupo que es SKY Latin America (News Corporation de Murdoch, TCI, Televisa de México y Globo de Brasil).
- En 1996 nace Cisneros Televisión Group –subsidiaria de la ODC– con la finalidad de crear canales de televisión por suscripción para su distribución internacional.
Es en ese contexto donde se enmarca el lanzamiento de DirecTV Venezuela en 1997. Así, esta franquicia comienza a formar parte del macrogrupo DirecTV Latinoamerica hasta el 19 de mayo del presente año cuando cesa sus operaciones por razones enunciadas en la orden ejecutiva 13884 del gobierno de Donald Trump. Esta reza que “[…] cualquier compañía estadounidense que asistiera o prestara servicios comerciales al gobierno de Nicolás Maduro será sancionada”. En tal sentido, desde esa Orden Ejecutiva se limita la transmisión de dos canales que son Globovisión y PDVSA TV, canales sancionados por la Adimistración de Estados Unidos.
La American Telephone and Telegraph (AT&T) emitió un comunicado en donde explica las razones para retirar la señal del país, es decir, cierre de las operaciones y la salida de Venezuela de la compañía de televisión por suscripción DirecTV Latinoamerica. El texto del comunicado dice:
AT&T ANUNCIA EL CIERRE DE LAS OPERACIONES DE DIRECTV LATINOAMERICA EN VENEZUELA
Hoy, AT&T Inc. anunció que ha cerrado sus operaciones de DIRECTV Latinoamérica en Venezuela, con efecto inmediato. Las sanciones del gobierno de EE.UU. a Venezuela han prohibido la transmisión de los canales de Globovisión y PDVSA, los cuales se requieren bajo la licencia de DirecTV para proporcionar el servicio de televisión de pago en Venezuela.
Debido a que es imposible que la unidad de DIRECTV de AT&T cumpla con los requisitos legales de ambos países, AT&T se vio obligada a cerrar sus operaciones de TV paga en Venezuela, una decisión que tomó el equipo de liderazgo de la compañía en los Estados Unidos sin ninguna participación o conocimiento previo de DirecTV equipo de Venezuela.
¿Cuáles han sido las implicaciones de esta salida abrupta del principal sistema de televisión de pago en el país? En torno a esa interrogante digamos que los más afectados por la medida del cese de operaciones de DirecTV han sido los ciudadanos. El servicio alcanzaba –según cifras oficiales para el 2019– a 1 millón 993 mil 789 suscriptores (45,32 %), aunque según la Cámara Venezolana de televisión por suscripción, DirecTV llegaba a 2.3 millones de hogares, aproximadamente unos 10 a 13 millones de venezolanos según asumamos cuatro o seis personas por familia. En todo caso, la salida de la mayor prestadora del servicio de televisión de pago en Venezuela y el mayor surtidor de contenidos no solo de entretenimiento, sino también de información, afecta por igual a todos los sectores sociales del país, desde la clase social ABC, hasta la D y E. Si es cierto lo que nos exponen diversos estudios, tanto cuantitativos como cualitativos, de que la televisión dentro del conjunto de medios es quien más convoca en todos los estratos sociales del país, esto significa que la televisión por suscripción se ha convertido en una de las opciones preferidas dentro del tiempo de ocio y consumo cultural del venezolano. Diversas encuestas afirman que el venezolano ha eligido esta alternativa cultural porque ella ofrece una oferta más variada que la televisión abierta o generalista. En otras palabras, el aumento del tiempo que pasa el venezolano frente a la pantalla televisiva por suscripción confirma aquello que expresaran Jesús Martín-Barbero y Germán Rey en su libro Los ejercicios del ver. Hegemonía audivisual y ficción televisiva:
Tanto el atractivo como la inciencia de la televisión sobre la vida cotidiana tiene menos que ver con lo que en ella pasa que con lo que compele a las gentes a resguardarse en el espacio hogareño […] si la televisión atrae es porque la calle expulsa, es de los miedos que viven los medios. Miedos que provienen, tanto o más que del crecimiento de la delincuencia, de la pérdida del sentido de pertenencia en unas ciudades en las que la racionalidad formal y comercial ha ido acabando con los referentes en que se apoyaba la memoria colectiva […] Miedos en fin que provienen de un orden construído sobre la incertidumbre y la desconfianza que nos produce el otro, cualquier otro –étnico, social, sexual– que se nos acerca en la calle y es compulsivamente percibido como amenaza.(17)
De otra parte, moviéndonos en el plano político pudiéramos inferir que el Gobierno y su proceso político también se ha visto afectado con la salida de DirecTV. Recordemos que a través de la normativa establecida en la Ley de Responsabilidad Social en Radio, Televisión y Medios Electrónicos (artículo 10: Modalidades de acceso del Estado a espacios gratuitos y obligatorios. Numeral 1 y 2) se establece la obligatoriedad que tienen las empresas de televisión por suscripción de incluir en su parrilla de programación todas las televisoras administradas por el Ejecutivo nacional. Igualmente, se dispone la difusión de “mensajes culturales, educativos, informativos o preventivos de servicio público, los cuales no excederán, en su totalidad, de sesenta minutos semanales, ni de quince minutos diarios […]”. La misma Ley decreta en su artículo 11 (De los servicios de radio y televisión por suscripción y de la aplicabilidad y el acceso a canales de señal abierta y bloqueo de señales) la obligación que tienen los prestadores de servicio por suscripción de incluir en su parrilla aquellos “[…] servicios de televisión que determine el Estado, en el ámbito de su cobertura, sean estos de carácter nacional o de producción internacional audiovisual en los que tenga participación o interés el Estado”. En el mismo artículo 11 se lee que el sistema de televisión por suscripción tiene la obligación de difundir gratuitamente a los usuarios las señales de canales nacionales abiertos con una cuota de hasta el 12 % del total de canales ofrecidos, pudiendo voluntariamente exceder el porcentaje previsto. Fue el caso de DirecTV que colocaba en su parrilla de programación todos los canales nacionales de señal abierta. Igualmente, desde esa normativa DirecTV no podía legalmente suprimir de su programación los canales Globovisión y Pdvsa Televisión.
También recordar que en el año 2014, por intermedio de la Norma técnica sobre los servicios de producción nacional y otros servicios de producción audiovisual, se obliga a las empresas de televisión de pago la inclusión de cuñas sobre la gestión gubernamental y la criminalización de la protesta.
De acuerdo a lo apuntado vemos entonces que el Gobierno también salió afectado con la orden ejecutiva emanada del gobierno de Donald Trump que obligó, tal como detallamos arriba, a que DirecTV Latin America en Venezuela cerrara sus operaciones de transmisión. Así, podemos calcular que unos 10 millones de venezolanos no podrán ver ninguno de los canales de televisión del gobierno, al igual que aquellos que él ha obligado a colocar porque son de su interés, y tampoco ninguno de los canales nacionales de televisión abierta. El periodista que trabaja el mundo de las telecomunicaciones y las TIC, William Peña, nos da algunos datos más sobre el efecto político que ha tenido la salida de DirecTV del país:
La televisión por señal abierta en el país, tanto analógica como digital, está condenada a la muerte. Esto incluye a los canales del Estado. En ese sentido, menciona que Venezolana de Televisión (VTV) tenía 36 repetidores de señal en todo el territorio nacional, pero en la actualidad solo están operando nueve, lo que quiere decir que ahora no llega al 60% de los televidentes si se toma en cuenta la densidad poblacional. Asegura que es un grave problema porque en el caso de DirecTV, la señal de televisión abierta no llega a todo el mundo.
Por otro lado, con la salida de DirecTv el 50 % de los suscriptores de televisión satelital quedaron a la deriva, sin servicio. Estima que hay entre 4.000.000 y 5.500.000 de decodificadores en el país, por lo que cree que la cifra de usuarios que se quedaron sin acceso al servicio es mayor: entre 6.000.000 y 12.000.000 de usuarios totales.
La señal de VTV la subía DirecTV al satélite, la bajaba y la enviaba a todos sus decodificadores y, además de eso, le proveían servicios a otros operadores pequeños y le daba una especie de respaldo en microondas a las señales del Estado. Eso permitía que esa gente pudiera tener VTV en sus casas. Hoy eso no es posible, remarcó, al asegurar que la mayoría de la población venezolana no usa televisión en señal abierta analógica ni digital. (18)
Finalmente, otro periodista que maneja también la fuente de telecomunicaciones, Arnaldo Espinoza del portal digital Cinco8 nos proporciona más datos sobre el cese de operaciones y las implicaciones que ese retiro de DirecTV tiene para el país en general:
El 13 de marzo de 2020, el satélite Simón Bolívar salió de órbita y se convirtió en basura espacial. ¿Una de las consecuencias? La red estatal de televisión por suscripción, Cantv Satelital, dejó de funcionar, y alrededor de 2 millones de personas quedaron sin servicio. No había apuro, el mensaje seguía llegando. Pero dos meses más tarde, la maquinaria propagandística de Maduro y su régimen sí sintió el golpe con la abrupta salida de DirecTV de Venezuela.
El talón de Aquiles del mensaje madurista era su dependencia de DirecTV. Con un universo cercano a los 10 millones de televidentes, el servicio garantizaba la mejor calidad de señal de Venezolana de Televisión (VTV) desde Apure hasta el Delta del Orinoco. Es por eso que sólo hubo tímidos intentos de restaurar el proyecto Cantv Satelital. El 24 de marzo, el Sibci (Sistema Bolivariano de Comunicación e Información) trasladó su paquete de programación del difunto satélite Simón Bolívar al satélite Intelsat 14 en la Banda C, la banda por excelencia para transmitir televisión abierta vía satélite. Este paquete incluyó a todas las televisoras nacionales y los canales comunitarios, además de 13 estaciones de radio, todas controladas por el régimen de Maduro.(19)
Todo esto ocurre en medio de la pandemia y de una cuarentena que significa varios meses de encierro en nuestos hogares. Uno de los medios para informarnos y entretenernos es la televisión. La gente sigue viéndola más que nunca. Las cifras están allí. Es seguro que en este encierro obligado la exposición al aparato televisivo y especialmente a la televisión de pago haya aumentado. Igualmente, el tiempo que estamos pasando frente a los nuevos medios, tiempo online como lo han llamdo, tiene que haberse multiplicado. Con toda seguridad nuevas experiencias culturales se están dando en esos procesos de recepción; hoy con pandemia, con cuarentena, con encierro… estamos sumergidos en interactividad, en búsquedas multimedia, en hipervínculos y en nuevas demandas culturales y sociales que le hacemos a los múltiples medios, a la televisión, a la red.
Sin embargo, dentro del contexto nuestro ya marcado por una crisis sin precedentes a todos los niveles –ver el estudio de la Universidad Católica Andrés Bello Encovi 2018-2019– la referencia anterior se hace compleja y crítica a la vez. Y ahora se le une el llamado apagón o cese de las operaciones de un medio que resultaba una vía de escape, de entretenimiento, de información y de encuentros culturales de lo más diverso. Un medio que era el único sistema satelital que cubría aproximadamente el 46 % del mercado y llegaba a todo el territorio nacional y, además, permitía no solo ver contenidos de otros lugares del planeta sino también sintonizar las señales de los canales abiertos nacionales. De la misma manera, en el país han dejado de estar un poco más de doscientos medios, porque han sido censurados, o han dejado de circular por presiones gubernamentales. Muchos periodistas, tal como nos informan algunas organizaciones no gubernamentales como Espacio Público, o IPYS Venezuela, o Medianalisis, están siendo detenidos simplemente por informar. Está también el tema de Internet con sus innumerables fallas y lentitud de navegación, al igual que la censura que el Gobierno ha impuesto al bloquear muchos sitios web de información.
Este es nuestro contexto, y las posibles nuevas experiencias que podría estar viviendo la ciudadanía han sido clausuradas en un país donde las comunicaciones están devastadas.