Friedrich Nietzsche en La Ciencia jovial pide examinar a los hombres y pueblos “fecundos” y, a la vez, preguntarse si los árboles que se elevan con orgullo hacia el cielo no han padecido los embates del mal tiempo. Para el filósofo alemán, las penurias más extremas son responsables de un crecimiento provechoso. Sin ellas no es posible “ni siquiera la virtud”. Él afirma que aquello responsable de la muerte de los seres más débiles –“el veneno”– también es la causa del fortalecimiento de los fuertes.
Actualmente, vivimos una era plagada de penurias. Tal vez no es la peor de la humanidad pero quizá es la más global, la más comentada y presente en la vida cotidiana de las personas. La pandemia tomó por sorpresa a un mundo orgulloso de sus avances tecnológicos y de la expansión del conocimiento. Quizá estábamos muy cómodos o habíamos engordado demasiado. Muchas de las respuestas a esta crisis inesperada apuntaron a la fragilidad de la vida y al temor. Se ha querido ocultar la tormenta con música y performances improvisados en los balcones, discursos políticos que esconden las proporciones de la enfermedad, escritos filosóficos llenos de lamentos y negación, y continuas promesas de una vacuna que no termina de llegar.
Al interior de este mundo enfermo, opulento y temeroso, algunos artistas han apostado por el veneno. ¿Qué quiere decir esto? Conscientes de que no es posible prescindir del mal tiempo parecieran estar decididos a encararlo y, a riesgo de perecer, buscar en él la fortaleza necesaria para cultivar la virtud. Al menos así lo declaran sus obras.
Esta “Galería de Papel” –que ahora es de bytes– está integrada por cinco creadores cuyo trabajo, lejos de huir de la realidad, transita sin titubeos por los conflictos de nuestro planeta intoxicado. Semejante tránsito no es un ejercicio testimonial ni una mirada asombrada ante un paisaje conmovedor. Está hecho con las imágenes del vendaval. Su acierto ha sido asumir el daño e incorporarlo a la reflexión, exponer en la obra la experiencia de estar en este mundo.
Ricardo Arispe muestra dos series: CovidIntervenedPrints y Peste contemporánea. Ambas exponen las huellas de la peste y vinculan de forma inteligente las diferentes formas del miedo y la paranoia en distintas épocas de pandemias. El Gaba (Guillermo Bermúdez) presenta algunas páginas de un cuaderno donde cada semana dibuja –“como ejercicio de disciplina y meditación”– imágenes de lo que él llama “vida mínima-obra mínima”. Efraín Ugueto expone parte de una serie titulada Guía abreviada de doctrinografía Epidémica (ideolovirus) capítulo I. Las ha ido publicando en Instagram a lo largo de estos meses de pandemia. Son metáforas de los tóxicos virus de las ideologías del presente. Los trabajos de Renzo Rivera son pinturas agrupadas bajo el título Horror Corporis/Poética del horror. A partir del estudio de grandes maestros de la pintura occidental, él indaga en cómo “el horror produce miedo porque su cuerpo es imaginario”. Gabriel Lara exhibe una serie de ilustraciones –El caos es mental– relacionadas a la vida durante la pandemia. En ellas toma a la calavera como icono del sujeto contemporáneo.
Humberto Valdivieso