Discursos, imágenes, palabras, son señales que brinda el entorno, legibles de acuerdo con la posibilidad de ser recibidas sin interferencias, en el mejor de los casos. Desde aquellas señales de humo, pasando por las frecuencias de los espectros radioeléctricos, hasta las señales satelitales que nos brindan contenido en el presente, siempre ha habido intencionalidad de expresar algo, necesidad de comunicarnos, de estar conectados, informados. El hombre es emisor y perceptor, sujeto y objeto de señales.
Pero entonces, de la poderosa capacidad de transformar a partir de un intercambio de señales, deviene el deseo de chamanes, césares, reyes, dogmas, partidos políticos, gobiernos, –en suma, de sectores de poder–, por filtrar, disminuir la disonancia, la alternativa contraria, la herejía, la oposición, el ruido.
El poder en silencio es más duradero y confortable, menos costoso para quien manda, sostienen algunos.
Se inventan aparatos sofisticados para filtrar señales, se establecen mecanismos de exclusión de aquellas vibraciones consideradas perniciosas, fuera de orden, inapropiadas. Lo que llega a emitirse sin someterse, es filtrado para regularlo, apagarlo, extinguirlo. El propósito es debilitar ciertas frecuencias anómalas, incordias, inarmónicas, ruidosas, desobedientes, disonantes, peligrosas, heréticas, irrespetuosas, indomables, no volubles. Quien filtra las señales, a placer o a disgusto, encierra en un espejo la realidad, crea su espejo de OESED (deseo escrito al revés), coloca gríngolas, límites, aplana, simplifica, enrarece, aísla y domina. Termina engañándose, a veces también autoengañándose, creyendo haber sustituido la realidad misma en su pregunta sobre quién es el más bello del lugar.
Algunos hablan de mecanismos de filtro para reducir la entropía de regímenes desgastados; otros, de un bloqueo de señales para mantener limpia la recepción continua de propaganda manipuladora. Los hay quienes, en pequeña o individual escala, colocan un filtro de señales queriendo eliminar la diferencia a cambio de la anhelada similitud en caja de resonancia; evadir la pluralidad, por consonancia; disenso, por alineación; democracia, por tiranía. Lo sensorial es difícil, a veces insoportable, ingobernable y algunos prefieren escuchar la sencillez de un solo, que la complejidad democrática de una orquesta que no siempre toca la misma partitura, ni se deja llevar por un solo director. Filtraje y silencio, quid pro quo.
En este nuevo número de Comunicación, se ofrece una mirada por señales y filtros. De la mano de Ruth Capriles, se hablará de democracia líquida en pospandemia, así como de restricciones crecientes para el espacio cívico en Venezuela, junto a Alberto Torres, de la ONG Espacio Público.
El Centro de Investigaciones de la Comunicación, la revista Comunicación y abediciones tomarán postura ante la reciente escalada gubernamental contra los medios independientes. Por otra parte, la periodista nicaragüense, Lourdes Arróliga, advierte el atentado contra la libertad de expresión que reviste la aplicación de la Ley de Agentes Extranjeros en Nicaragua. Sobre esos filtros y señales apagadas, León Hernández y Argelia Perozo brindan detalles del Índice Chapultepec de Libertad de Expresión y Prensa de la Sociedad Interamericana de Prensa, nuevo barómetro sobre la acción del Estado en materia de este derecho, para países de las américas.
En este número, Carlos Rondón describe, a manera de reseña, una Venezuela en la encrucijada, mientras que Víctor Quintana brinda una perspectiva del contexto histórico y político en materia de valores. De las señales presentes en el clima de opinión pública habla Felix Seijas; y de las que viajan en las telecomunicaciones de Venezuela, William Peña hará hincapié en lo que denomina el respiro de un país en caos.
Por su parte, Ninoska Rodríguez analiza la señal de alarma por COVID-19 y su impacto en el disfrute de los bienes culturales. Las nuevas señales televisivas y tendencias de consumo son abordadas por Astrid Pérez Bastidas, mientras Humberto Jaimes Quero hará lo propio sobre patrones de diversidad.
Steven F. González Pedroza interpreta las señales de la posmodernidad y la hermenéutica, a partir del problema de la experiencia comunicativa en las Humanidades y las Ciencias Sociales. Edixela Burgos y Gustavo Hernández aluden a otro filtro, con un análisis sobre la cultura de la cancelación en las comunidades de usuarios; Juan Manuel Matos interpreta el caso Married, como ejemplo concreto y real del proceso de distribución de fake news.
Hay señales que irrumpen con fuerza. Fedosy Santaella entrevista a Gustavo Grossmann sobre HBO, streaming y los nuevos tiempos, mientras que Jorge Alberto Hidalgo Toledo, Mágda Rodrigues da Cunha y Daniel Barredo Ibáñez dialogan con Carlos Scolari, quien brinda luces sobre los nuevos objetos y la materialidad de la investigación de la cultura digital en América Latina.
No todo es interferencia y apagado. Hay señales que serán preservadas en el tiempo y de ello nos habla Jesús María Aguirre, al presentar una síntesis del Programa Memoria del Mundo, de la Unesco.
Por ser esta la Comunicación del primer trimestre del año, presentamos el Índice General 2020 de la publicación. Y cerramos el número con la acostumbrada Galería de Papel coordinada por el artista Víctor Hugo Irazábal.
Así que bienvenidos a este nuevo número de la revista, el N°193.