La Villa del Cine: un ¿pobre? balance de diez años

Creada en 2006 por el Estado venezolano –una acción que surgió de la propuesta del cineasta Román Chalbaud y del dramaturgo Rodolfo Santana– estuvo de celebración por sus diez años de haber sido fundada. Su presidente, José Antonio Gómez, apuntó que “ganar terreno y reconocimiento en Latinoamérica, y avanzar en la formación de los nuevos y futuros creadores del séptimo arte nacional, forma parte de los objetivos que la Villa del Cine se ha forjado para los próximos años”.

Ricardo Ramírez Requena

hablemos

La creación y desarrollo de La Villa del Cine es todo un caso de estudio. Creada en 2006, fue una iniciativa del gobierno de Hugo Chávez Frías para estimular y promover el cine nacional. En tiempos anteriores al chavismo, el cine venezolano gozó de apoyo por parte del Conac (antiguo Consejo Nacional de la Cultura), lo que nos permitió ser espectadores de varias apuestas por parte de directores jóvenes o experimentados. Hoy en día, en cambio, los vínculos de la Villa del Cine no pasan por el Ministerio Popular de la Cultura (uno de los logros del chavismo fue la creación de un Ministerio que representara a la cultura, por fin, y luego de años de espera), sino por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información. su fin último ha sido, junto con la música, representada en especial por la orquesta sinfónica y el director Gustavo Dudamel, ser el símbolo de las políticas culturales más ambiciosas del chavismo. estas políticas se han centrado en comunicar, divulgar, promover, publicitar y, en términos generales, hacer propaganda. podemos entender entonces que el ministerio del poder popular para la comunicación e información sea quien rija a la villa del cine.

Luego de una inversión de varios millones de dólares, la villa del cine dispone de casi cuatro hectáreas de terreno, y estudios de grabación, y filmación, además de espacios para pre y postproducción. siguiendo iniciativas semejantes a otros países, su éxito o fracaso, a diez años de su fundación, está todavía por discutirse.

María Inés Calderón, cineasta con varios años de experiencia en el mundo del cine venezolano, aceptó respondernos algunas preguntas con respecto a este aniversario. A continuación sus comentarios y reflexiones:


Ha habido casos como la última película de Chalbaud, en la que estuvieron pagando al director de fotografía y al sonidista tres meses sin trabajar, porque la reproducción se alargó, por deficiencia de un buen equipo de producción.

–Yo te contesto desde mi experiencia como productora. Trabajé para lo que hoy es la Villa, cuando se llamaban Unidades de Producción Audio Visual, y estaban en las torres de El Silencio. En esa época mucha gente de cine trabajó dirigiendo documentales.

–¿Cómo perciben ustedes, en términos institucionales, la creación de la Villa del Cine?, ¿es el resultado de una política cultural idónea?

–Sería ideal si trabajara en coordinación con el CNAC. Haría los costos más manejables. No es el resultado de una política cultural idónea porque la política cultural de este Gobierno es excluyente y discriminatoria.

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María Inés Calderón, cineasta.

–¿Cuáles políticas de la Villa del Cine resaltarían como más destacadas?

– Las de formación. Mucha gente que no sabía nada de cine se ha formado de manera accidentada. La razón es que la Villa suele contratar gente que no sabe nada de nada, porque es más barato. Solo durante la presidencia de Lorena Almarza hubo la tendencia a contratar gente con experiencia. Ojo, hacen una película con un director/ra de experiencia, como Chalbaud, Lamata, Bolívar, Fina Torres. Algunos jefes de área con experiencia, y luego muchos inexpertos. Esto da como resultado producciones fallidas que se van de presupuesto. Así mismo, ha habido casos como la última película de Chalbaud, en la que estuvieron pagando al director de fotografía y al sonidista tres meses sin trabajar, porque la reproducción se alargó, por deficiencia de un buen equipo de producción. Hay muchos casos así en casi todas sus producciones. Una de las más accidentadas últimamente fue Maisanta.

–Indique cuáles serían las diez películas más importantes realizadas desde la creación de la Villa.

  • Cheila, una casa para Maita, de Diego Barberena.
  • Brecha de silencio, de Luis Alejandro Rodríguez y Andrés Eduardo Rodríguez.
  • Miranda, de Luis Alberto Lamata.
  • Bolívar, el hombre de las dificultades, de Luis Alberto Lamata (en este caso la Villa hizo de prestadora de servicio. La película es de una productora española).
  • Azu, de Luis Alberto Lamata.
  • Libertador Morales, de Efterpi Charalambides.
  • Macuro, de Hernán Jabes.
  • El regreso, de Patricia Ortega, coproducción.
  • Piedra, papel y tijera, de Hernán Jabes.
  • Azul y no tan rosa, de Miguel Ferrari, coproducción.

Es importante señalar que muchos cineastas acudían a la Villa para coproducción porque los equipos (cámaras, maquinas e iluminación) y el estudio resultaban económicamente convenientes. Desde que pasó al MINCI no tengo información de coproducciones.

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Sergio Monsalve, periodista.

Sergio Monsalve es un periodista que se ha especializado en crítica de cine, desde una visión poco acomodaticia con autoridades y poder. Es un crítico feroz, que se apoya en las redes sociales y diferentes medios para expresar sus opiniones. Monsalve aceptó compartir con nosotros sus opiniones con respecto a la Villa de Cine. Sus respuestas, sin medias tintas, vienen a continuación:

La Villa del Cine se creó como capricho de Estado, para restarle funciones al CNAC, donde hay mayor autonomía y menor control por parte del Gobierno. Nació mal. Hasta su diseño es un espanto. No es el resultado de una política cultural idónea. Es el producto y el efecto perverso de una intricada y dispendiosa red de producción de churros de propaganda. Algo parecido a la fundación de Maracay Films por parte de Juan Vicente Gómez, pero peor, por sus pretensiones soviets de vanguardia, sus promesas incumplidas y su bancarrota anticipada desde el momento de su concepción.

La Villa del cine es un símbolo de políticas desafortunadas: derroche de dólares en la amplificación colosal del santuario palero del proceso, aviesa distorsión histórica con objetivos netamente proselitistas, desarrollo de un desastroso plan conspirativo de demagogia fílmica, veto a la disidencia, cacería de brujas, listas negras, discriminación, sectarismo y sustitución de concursos por la entrega discrecional de los proyectos, a manos de cómplices de la movida, de la rosca. ¿Cómo encausar el despropósito? Aboliendo la Villa o mínimo dejándola existir como un apéndice del CNAC. Voto por su destrucción. Me gustaría verla

desplomarse como el retén de Catia. No tuvo sentido la creación de la Villa del Cine.

A pesar de lo señalado, hay una producción en la Villa del Cine durante sus años de existencia y, ante todo, un trabajo de posproducción gracias a los equipos disponibles para los cineastas. ¿Ha sido tan terrible su gestión? Todavía quedan años para analizar bien este legado, pero lo cierto es que, como otras instituciones culturales o no desarrolladas por el chavismo, el balance entre el enorme dinero invertido y los resultados obtenidos, nos hacen pensar que La Villa del Cine todavía nos adeuda unos resultados más destacados.

Veremos qué pasa en la próxima década por venir. Si la hay.