La alteración de la rutina, el sueño, la creatividad, el declive del juego, la falta de imaginación, las habilidades de lenguaje, la función ejecutiva, la memoria episódica, la atención, la velocidad de procesamiento, la memoria de trabajo entre otras cosas se han visto alteradas cuando existe el llamado sedentarismo tecnológico. Niños que viven por y para la tecnología y que apenas mantienen relaciones sociales, juegan o duermen las horas necesarias.