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AUTOR: Johanna Pérez Daza
El artículo revisa la comunicación alternativa y lo alternativo en comunicación desde la investigación y la praxis social, para lo cual se delinean algunos aspectos fundamentales que permiten conocer su desarrollo desde un marco general, sin desatender las particularidades del ámbito venezolano.
Abstract
This article reviews the alternative communication from the investigation and social praxis. For that, there’s some important aspects which let us know it development from a general framework, without disattending the particular Venezuelan environment.
Revisamos la comunicación alternativa y lo alternativo en comunicación desde la investigación y la praxis social, para lo cual se delinean algunos aspectos fundamentales que permiten conocer su desarrollo desde un marco general, sin desatender las particularidades del ámbito venezolano. El texto se estructura en dos partes, en la primera se hace un recuento de las líneas de investigación y grupos de trabajo que han abordado este tema desde las instituciones académicas. Un segundo segmento presenta experiencias concretas que parten del recuento histórico hasta casos más recientes en los que se evidencian aproximaciones al modelo alternativo de comunicación.
Investigación y formación
La comunicación alternativa puede entenderse desde la participación ciudadana, el derecho a la comunicación, el acceso, lo dialógico, el diseño de una agenda alterna y la búsqueda de diversidad de contenidos, así como por su oposición a lo dominante y las relaciones sociales y la acción política que genera como expresión de las minorías y lo popular, desde la dimensión comunitaria y la atención a las comunidades. En esta amplia caracterización interactúan la teoría y la praxis de manera que, mientras se concretan e implementan experiencias comunicacionales, se suscitan aproximaciones reflexivas y estudios que buscan su comprensión y conceptualización.
Así, la investigación funge de bisagra, permitiendo articular y sistematizar prácticas asociadas a las necesidades informativas alternas. Esto ha permitido que, progresivamente, esta área de estudio sea considerada en el campo académico e institucional, no solo desde los autores que lo fundamentan, sino también desde espacios de reflexión y formación como asignaturas electivas y seminarios de pre y postgrado (UCAB, UCSR, UCV, ULA, URBE, LUZ, entre otras universidades), líneas de investigación, secciones y grupos de trabajo, tanto a nivel nacional como internacional. (Ver tabla 1)
Creemos oportuno mencionar los autores que, en diversos momentos y desde diferentes perspectivas, se han ocupado de la comunicación alternativa de manera que puedan orientar próximos estudios a partir de los referentes teóricos y antecedentes regionales y nacionales. A riesgo de hacer omisiones involuntarias, destacan en Latinoamérica los aportes de Paulo Freire, Mario Kaplún, José Ignacio López Vigil, Rosa María Alfaro, así como de venezolanos que trascendieron con su obra los límites geográficos, como Antonio Pasquali y Oswaldo Capriles. En el perímetro nacional otros autores –oriundos o asentados en Venezuela– han hecho importantes contribuciones que, en oportunidades, combinaron la reflexión teórica y la docencia, entre estos se encuentran: José Ignacio Rey, Jesús María Aguirre, Marcelino Bisbal, José Martínez Terrero, Tulio Hernández, María Fernanda Madriz, Raisa Urribarrí, entre otros, que desde la acción social suman a este elenco.
Cabe acotar que, complementariamente, se ha establecido una estrecha relación entre los investigadores dedicados a la comunicación alternativa y quienes se centran en la educación para los medios y la educomunicación, ya que ambas líneas se cruzan, pues como apunta Rey:
Siempre se dijo que la comunicación alternativa suponía y/o propiciaba, en paralelo, una educación alternativa. Hoy es más necesario que nunca recordarlo. Una transformación a fondo de la sociedad es imposible al margen del sistema educativo […] Educación y comunicación son sólo dos facetas de una misma virtualidad de crecimiento humano. (2015: 46-47).
Los procesos –formales e informales– de enseñanza y aprendizaje son, pues, una de las vías más expeditas para la implementación de este modelo comunicacional alterno a los sistemas dominantes. Seguidamente nos detendremos en algunas experiencias donde lo alternativo se ha implementado como respuesta a determinados escenarios sociopolíticos y demandas comunicacionales de la ciudadanía, combinando episodios históricos con eventos de mayor proximidad.
Praxis y aplicación
Las prácticas asociadas a la comunicación alternativa abarcan experiencias variopintas que suponen, en algunos casos, el envío y la circulación de mensajes clandestinos o, cuando menos, alternos a los canales convencionales por lo general vinculados al poder instituido y ejercido. El recuento histórico permite identificar manifestaciones que emergieron en contextos de conflicto y tensión política cronológicamente distantes del sistema mediático contemporáneo y los medios impresos, radioeléctricos y digitales.
La revisión de algunos acontecimientos amplifica el abanico de estas opciones intencionalmente diferenciadas de las prácticas comunicacionales establecidas, mostrando recorridos adaptados a cada contexto y de acuerdo a las necesidades existentes, asumiendo que de esas, justamente, surgen posibilidades que muestran los diversos modos de implementar procesos y estrategias que respondan a los intereses de comunidades, grupos y colectivos. A fin de conocer estos trayectos, proponemos ‘tres estaciones’ que delinean la comunicación alternativa.
Estación I
En un somero recorrido encontramos multiplicidad de métodos, formatos y alcances de las prácticas comunicacionales alternativas, de las cuales nos detendremos, brevemente, en algunas que combinan datos históricos, códigos particulares y relatos populares vinculados a la libertad, la independencia y la revolución, respectivamente:
En un somero recorrido encontramos multiplicidad de métodos, formatos y alcances de las prácticas comunicacionales alternativas, de las cuales nos detendremos, brevemente, en algunas que combinan datos históricos, códigos particulares y relatos populares vinculados a la libertad, la independencia y la revolución, respectivamente:
1.- Las mujeres esclavas tejieron en sus cabezas rutas y caminos que sirvieron a los afrodescendientes a forjar su libertad. Mediante elaboradas trenzas dejaban en estos peinados mensajes sobre ubicaciones y lugares que marcarían periplos de huida. En el artículo “Mapa de fuga y otros secretos afro” (2004) publicado por la Universidad Nacional de Colombia, su autora Nelly Mendivelso explica que:
La cabeza y el pelo son un tablero en donde se escribe la identidad. Lo hicieron las abuelas para planear la fuga de las haciendas y casas de sus amos. Las mujeres se reunían en el patio para peinar a las más pequeñas, y gracias a la observación del monte, diseñaban en su cabeza un mapa lleno de caminitos y salidas de escape, en el que ubicaban los montes, ríos y árboles más altos. Los hombres al verlas sabían cuáles rutas tomar. Su código desconocido para los amos le permitía a los esclavizados huir.
Las esclavas tejieron la libertad a través de estos elaborados peinados devenidos en formas alternas de enviar un mensaje, este fue el caso de comunidades y caseríos como el de San Basilio de Palenque en Colombia, declarado Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad por ser el primer pueblo libre de la América colonial. Al referirse a la actuación de las mujeres en este proceso, el escritor José Alberto Mojica Patiño señala:
Como ellas no estaban tan vigiladas –narra Emilia–, podían husmear por los caminos que recorría el amo. Divisaban el paisaje, los ríos, las montañas y las tropas del ejército español. Y en su pelo tejían lo que veían, a través de mapas de huida en marañas trenzadas, delimitando los senderos transitados. De esta manera los esclavos, liderados por Benkos, planearon la fuga, armados de lo que sería una brújula peluda.
Más allá de lo colorido que resulta este dato, la transmisión de información por vías que suponen creatividad, inventiva y escasos –o inexistentes– recursos es una de las características de la comunicación alternativa, la cual echa mano de lo que está a su alcance para hacer circular mensajes que confrontan y desafían al poder.
2.- En el estado Nueva Esparta, en Venezuela, al visitar el Castillo San Carlos de Borromeo de Pampatar se puede conocer la historia de Luisa Cáceres de Arismendi, quien estuvo recluida en este lugar. En el pequeño espacio en el cual estuvo retenida, recibía las visitas de una mujer que trabajaba con ella y entre ambas se ingeniaron la forma de comunicarse sin que sus voces trascendieran los muros. Colocadas cada una en una esquina podían hablar inclinando su frente al tabique, consiguiendo intercambiar recados entre susurros que la acústica trasladaba sin ser percibidos al otro lado de la pared. De esta manera, Luisa Cáceres conocía las novedades de la gesta independentista al tiempo que comunicaba las condiciones de su reclusión, las ideas y reflexiones que desde allí germinaban.
3.- Durante la revolución mexicana las llamadas ‘mujeres de casa’ se reunían bajo el pretexto de rezar el rosario y aprovechaban los rápidos murmullos para compartir mensajes políticos camuflados de oraciones que permitieron apoyar la lucha y transmitir informaciones que de otro modo ellas no habrían conocido, pues su rol estaba confinado a la tareas domésticas separadas de la agitada vida pública y el ejercicio político.
Estos tres casos protagonizados por mujeres muestran, además, que desde este sector –con frecuencia minimizado y relegado– se han activado procesos comunicacionales alternos que aprovechan y revierten lo que, en principio, pueden ser condiciones desfavorables y opacadas. Muestran las posibilidades de oponerse al orden instaurado y retarlo con métodos poco convencionales, o al menos poco explorados, tal y como suponen algunas prácticas propias de la comunicación alternativa.
Estación II
La segunda estación de este recorrido abarca experiencias comunicacionales relacionadas a los movimientos sociales, entendidos como:
… acciones colectivas con alta participación de base que utilizan canales no institucionalizados y que, al mismo tiempo que van elaborando sus demandas, van encontrando formas de acción para expresarlas y se van constituyendo en sujetos colectivos, es decir, reconociéndose como grupo o categoría social. (Jelin, 1996: 18).
Acá encontramos prácticas tan remotas como los mensajes que a modo de subterfugio compartían los comerciantes que transitaban pueblos y ciudades, llevando informaciones de un lugar a otro. También los códigos que se valían de luces de bengala, silbidos y otros sonidos para, desde las montañas o sitios recónditos, hacer llegar un mensaje que solo podría ser descifrado por quienes manejaran las mismas claves de comunicación.
De modo más abierto, en la década de los años 70 sucedieron otros episodios en comunidades populares de varios países latinoamericanos que utilizaron grafitis, periódicos murales, video foros, perifoneo (utilizando megáfonos y altoparlantes), fanzines, teatro de calle, expresiones artísticas callejeras o arte urbano, entre otros, vinculados a minorías, grupos comunitarios y movimientos underground o contraculturales.
Recientemente en Venezuela han surgido iniciativas que buscan contrarrestar el vacío comunicacional, las presiones y el cierre de medios de comunicación, la censura y la autocensura, a fin de llegar directamente a los ciudadanos, ofrecerles información de interés y llamar la atención sobre temas de impacto en la dinámica nacional. En algunos casos estas experiencias están acompañadas de acciones ciudadanas y de protesta pacífica. Funcionan a través de campañas de recaudación de fondos, contribuciones de sus participantes y beneficiarios, así como financiación colectiva o micromecenazgo (crowdfunding).
Algunas de estas son:
- Bus TV (@elbusTV), un noticiero a bordo de busetas o en paradas de autobuses que nació en 2017 en medio de fuertes protestas antigubernamentales y “en un contexto severo de censura comunicacional en medios impresos, radiales, audiovisuales y hasta digitales”, indican en sus redes sociales. La iniciativa surgió en Caracas y se extendió al interior del país, especialmente en las zonas populares. Reúne a periodistas y estudiantes de comunicación, quienes explican que:
Detrás de un marco de cartón que imita a una televisión informamos sin intermediarios a una audiencia con poco o ningún acceso a medios independientes o Internet. El Bus TV es un noticiero dentro de los autobuses venezolanos en el que hacemos periodismo offline, hiperlocal y de servicio. No esperamos a que la audiencia llegue a nosotros, vamos a donde ella está.
- Dale Letra (@Dale_Letra). En su cuenta en Twitter se autodefinen como “Civiles en protesta pacífica. Ciudadanos por la recuperación de la palabra. Cada individuo aporta su signo para la construcción de una voz colectiva”. En la acción, cada individuo toma una letra y entre todos conforman palabras y frases que a modo de protesta hacen visible un mensaje que deja ver la unión colectiva y organización ciudadana.
- Servicio de Información Pública SeIP (@infopublicavzla). Se trata de un micro noticiero en una nota de voz que recopila “información independiente, verificada y en tiempo real sobre lo que sucede hoy en Venezuela”, con la particularidad de trasmitir sus audios a través de grupos de WhatsApp y redes sociales. En el equipo participan periodistas y expertos en materia comunicacional. Al igual que las propuestas anteriores, surge en el marco de las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro del año 2017, debido a la desinformación, el escaso acceso a la información de calidad y la proliferación de rumores y contenidos engañosos.
- En la misma sintonía, encontramos a las Piloneras (@piloneras) que en pequeños grupos y al ritmo de la música popular corean y repiten frases que fácilmente pueden ser repetidas e ir sumando más voces con mensajes por la democracia, la paz, la convivencia, la solidaridad o incluso como protesta, bajo la autodefinición de ser una “tradición venezolana para cantar el país que queremos”. Utilizan el cuatro y panderetas de elaboración artesanal y, en ocasiones, incorporan otras acciones como lavar la bandera nacional o elaborar tejidos mientras entonan sus cantos.
- Billete Alzao (@BilleteAlzao) se añade a este conjunto de experiencias, identificándose como “ciudadanos en favor de la protesta creativa”. En este caso, los participantes sostienen billetes de baja denominación y grupalmente hacen asociaciones que permiten dimensionar la crisis hiperinflacionaria del país. Así, por ejemplo, se escriben y entregan mensajes en billetes para mostrar la devaluación de la moneda y el precario poder adquisitivo del bolívar; o se puede ver –y dimensionar en metros y extensión– cuántos bolívares equivalen a un dólar.
- Periódico Efecto Cocuyo. Los medios impresos se han visto particularmente afectados por la crisis económica y las presiones políticas al punto que periódicos y revistas de larga data han dejado de circular a causa de la falta de papel. Ante esto, el portal Efecto Cocuyo (autodenominado como un medio independiente venezolano) ha desarrollado un periódico digital en formato PDF con la intención de que los lectores lo descarguen, compartan, impriman, fotocopien y ayuden a su distribución. En este sentido, resulta interesante el abordaje de lo alternativo desde los modos de circulación de la información en contextos hostiles para la libertad de prensa.
- Laboratorio Ciudadano de No Violencia Activa. Iniciativas como las antes mencionadas se reúnen y organizan creando redes de trabajo y colaboración, practicando la fórmula de que el todo es mayor que la suma de las partes. Con esta orientación, nace el Laboratorio Ciudadano de No violencia Activa (antes llamado Laboratorio de Protesta No Violenta), cuyos miembros
… se plantearon que el foco estaría en unir la reflexión abierta y profunda con la experimentación directa, inmediata, sobre el asfalto de las calles, donde la oleada de represión cobraba cada vez más víctimas. Las iniciativas Dale Letra, Las Piloneras, Canta El Pueblo, Santa Barrera y Poesía en Resistencia, se habían formado antes del laboratorio, por cuenta propia, y fueron un motor e inspiración para otras ideas que fueron coordinando, tomando impulso y ganando difusión, como son los casos de El Bus TV, Billete Alzao, Venezuela se Levanta.
Resulta interesante en este caso que su surgimiento se da a partir de las protestas del año 2017 pero busca ir más allá y permanecer en el tiempo asumiendo la participación ciudadana y la sinergia entre los actores sociales, por lo que tienden puentes entre ideas y personas desde proyectos colectivos capaces de perdurar en el tiempo y no solo en momentos de tensión política. En este sentido, la comunicación funciona como un eje transversal que potencia el alcance e impacto de estas propuestas, permitiendo llegar a más personas y circular por otras veredas.
- El señor del papagayo. Desde la dimensión individual también se suscitan iniciativas que se insertan en el ámbito colectivo. Así, encontramos al señor del papagayo, como popularmente se conoce a Rafael Araujo, un activista que desde 2005 recorre las calles con una cometa en la que escribe mensajes sobre la realidad nacional. En 2015 sumaba más de 6 mil piezas realizadas. Las breves frases colocadas en estos papagayos logran llamar la atención de transeúntes y manifestantes, quienes fotografían y propagan por las redes sociales estos mensajes, dándoles otro canal de difusión, haciendo de este ciudadano un personaje emblemático de las protestas contra el Gobierno.
Su ingenio ha transformado un emblema universal de la infancia en una herramienta de protesta y reflexión. Rafael Araujo suele recorrer Caracas con la voz sediciosa de su papagayo. Es mejor que una pancarta, dice. La pancarta alcanza dos, tres metros. Un papagayo logra 30 metros de altura, o más, porque se eleva a través de las redes sociales y llega al resto del país. El papagayo refulge en mitad de la masa. Los colores son vistosos. Tarda un día en hacerlo. Suele conservar la misma estructura, hasta que aguante. Lo demás es ingenio, calle y tenacidad. (Leonardo Padrón)
El recorrido por esta estación permite constatar la articulación entre iniciativas ciudadanas ligadas a la acción de calle y la protesta creativa, redifundidas a través de redes sociales y entornos digitales, estableciéndose de este modo un círculo virtuoso en el que las Tecnologías de la Información y la Comunicación coadyuvan a la amplificación de los mensajes permitiendo su divulgación por otras plataformas que también se relacionan con los postulados de la comunicación alternativa, especialmente en situaciones de conflictividad y asedio a los medios tradicionales.
Esta simbiosis combina: 1.- propuestas de acción ciudadana, muchas veces de acabado artesanal, escasos recursos y estética propia –diferenciada de los estándares de los medios comerciales–, 2.- las posibilidades comunicacionales que ofrece la tecnología actual mediante la creación de blogs, comunidades en línea y el activismo digital o ciber activismo, que agrega dinamismo al tratamiento de temas relegados y, en consecuencia, la conformación de una agenda alterna que, a su vez, ensancha el marco de acción de los movimientos sociales y proyectos de la sociedad civil, de modo que tengan mayor incidencia en la opinión pública y en los sectores específicos o comunidades a los que interesa llegar.
A esto se añaden boletines informativos, podcast, campañas en redes sociales, cápsulas audiovisuales para (Youtube, Vimeo y sitios similares), galerías fotográficas, así como otras experiencias que nacen, se desarrollan y diversifican exclusivamente en el mundo digital, como respuesta a las prácticas asfixiantes que cortan la libertad de expresión, o como una opción a la oferta predominante de medios públicos y privados que desatienden las políticas públicas en materia comunicacional y los lineamientos de servicio público, obedeciendo a sus intereses mientras se relegan las necesidades de sus audiencias.
Estación III
Esta tercera estación se detiene en los medios radioeléctricos comunitarios, los cuales han tenido un importante crecimiento en las últimas dos décadas. Nos referimos a radios y televisoras que producen contenidos locales de corte comunitario, con un alcance geográfico limitado y que, en el caso venezolano, presentan las características que se especifican en la tabla 2.
Ahora bien, algunos de estos postulados contradicen la esencia de la comunicación alternativa y la naturaleza de estos medios que, en la práctica, han tenido fuertes vínculos con el aparato gubernamental, contaminando su independencia y vocación. Pese a su reconocimiento como parte del sistema mediático, las concesiones y el apoyo recibido –especialmente después del 11 de abril de 2002– los medios comunitarios no han logrado penetrar efectivamente en las preferencias de las audiencias venezolanas, tal y como se desprende del Informe de consumo cultural en Venezuela (2010), realizado por la Universidad Católica Andrés Bello. El estudio, basado en 1.203 encuestas, se centró en los hábitos de exposición de los medios y, en cuanto a los medios comunitarios, resaltó la poca aceptación que estos tienen entre la población, considerando incluso que en algunas comunidades las personas desconocen la existencia de los mismos.
El informe arrojó que para el período 2008-2009: “Apenas 2 % de los encuestados ve las televisoras comunitarias a diario; 12 %, ocasionalmente, y 73 %, nunca; mientras, dos tercios de los radioescuchas nunca ha oído una radio comunitaria, y 69 % de los entrevistados nunca ha leído un periódico comunitario” (Bisbal y Pasquale, 2010).
Lejos de cambiar, a esta situación hay que añadir la opacidad de la información en cuanto al número de emisoras de radios y televisoras comunitarias habilitadas, la cual no ha sido actualizada y presenta contradicciones entre las fuentes oficiales consultadas. (Ver tabla 3)
A la par, no existe data verificable sobre el estatus actual de estos medios. Algunos están inactivos, otros han cerrado, y otros transmiten solo en versión en línea. La participación ciudadana ha sido otro de los grandes espejismos asociados a la puesta en práctica de este modelo, al menos en el caso venezolano donde no ha habido un rol activo de las audiencias, desde una visión integral que asuma el desafío de incorporarlas a los distintos momentos y fases del proceso, logrando productos y servicios comunitarios colaborativos, representativos y democratizadores. En consecuencia, para que haya participación, debe haber identificación, apropiación y aceptación por parte de las audiencias. Esto sigue siendo una tarea pendiente.
Nuevas rutas. Reflexiones finales
Los trayectos recorridos han permitido explorar rutas alternativas, salidas creativas y experiencias colectivas, en oportunidades promovidas por personas sin experiencia pero con iniciativa e inventiva, otras veces por periodistas y personas especializadas en medios y comunicaciones. En ambos casos, por ciudadanos que buscan atender las necesidades e intereses de las comunidades, despolitizando la participación ciudadana, fortaleciendo la iniciativa emisora y la función dialógica, generando contenidos propios con los recursos disponibles.
Desde la investigación, la comunicación alternativa ha transitado discusiones en torno a su conceptualización y particularidades, esbozando un itinerario en el que destacan los formatos, las agendas alternas, la aceptación y penetración en las audiencias. Desde la praxis, sobresalen experiencias diversas, ajustadas a las necesidades y contextos en estrecha vinculación con procesos políticos y movimientos sociales. En este sentido, la comunicación alternativa se presenta como una opción ante los medios gubernamentales y comerciales, por lo que sus principios se orientan a la búsqueda de “otra” comunicación, que parta de las iniciativas de las comunidades, de sus acabados estéticos y modos de expresión, respetando la diversidad y la pluralidad, atendiendo las historias locales y propiciando la lectura crítica del acontecer, ya que desde su concepción en este modelo: “Se trataba de buscar estructuras comunicacionales que potenciaran la capacidad crítica y activamente emisora de todos los ciudadanos.” (Rey, 2015: 45)
A pesar de sus potencialidades, la comunicación alternativa sigue dejando retos y áreas que atender. Su incursión y avance desde la dimensión tecnológica ha mostrado importantes pasos que, sin embargo, son insuficientes si se considera la brecha digital, las presiones y controles por parte del Gobierno, y la concentración en las ciudades, desatendiendo zonas rurales donde la penetración de Internet y el uso de redes sociales sigue siendo escaso. Pese a esto, los entornos digitales han sido terreno fértil para el florecimiento de iniciativas de comunicación alternativa que van complementándose con otras experiencias de calle basadas en el contacto directo y la participación ciudadana.
La sistematización y estudio de las experiencias de comunicación alternativa permiten subrayar su alcance y abren campos de investigación en los que interactúan la reflexión y los hechos. En consecuencia, las nuevas rutas por transitar deben conjugar teoría y práctica, de acuerdo a las demandas existentes y los medios disponibles. Ajustar, retomar y revisar los principios de la comunicación alternativa permitirá la adaptación del modelo a los cambiantes escenarios sociopolíticos, en los cuales se requieren propuestas diferentes y diferenciadas de la oferta de los sectores de poder, sean estos privados o gubernamentales.