Cuando rescato este título y lo uso en este trabajo, sencillamente dejo constancia que la reflexión intelectual y el trabajo académico se ha realizado en Venezuela en medio de una verdadera tormenta, en las primeras décadas del siglo XXI. El país, la sociedad, las universidades, los centros de pensamiento, todos de una manera u otra han estado en medio de una tormenta de conflictividad política y social, de agudización de las brechas, de confrontación a veces abierta y otras soterrada.