Marcelino Bisbal | Gustavo Hernández Díaz | Johanna Pérez Daza | Edixela Burgos | Andrés Cañizález | Humberto Jaimes Quero.
Ediciones de la UCAB, 2020.
Andrea López.
Una serie de planteamientos que conceden una visión amplia con respecto a las áreas comunicacionales de sociocultura, videocultura, políticas públicas y la comunicación organizacional de cara al complejo escenario que persiste en la Venezuela actual es recopilada por el Centro de Investigación de la Comunicación (CIC) de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Dicho documento, publicado por Ediciones de la UCAB y bajo la coordinación de Gustavo Hernández Díaz y Johanna Pérez Daza, es elaborado en el marco del proyecto Reto País.
El texto inicia con una presentación de los capítulos a tratar. A saber; Prosumidores, audiencias y consumo cultural en Venezuela (2005-2018); Jóvenes prosumidores visuales en la era digital; Participación política de los prosumidores en Venezuela; Comunicación y políticas públicas y Comunicación organizacional: sobrevivir a un entorno.
Dado esto, la introducción, que es elaborada por Marcelino Bisbal y titulada Claves en tiempos digitales, logra asentar un previo análisis del avance de la tecnología en la sociedad y señala la importancia e incorporación de las TIC en la vida cotidiana. Esta propuesta encuentra su seno en los estudios de distintos autores como John B. Thompson, Manuel Martín Serrano, Alvin Toffler, Antonio Pasquali y Roberto Igarza.
También, Bisbal agrega la definición que persiste en el título de la obra; prosumidor y cierra el apartado con la advertencia de que no está de más preservar la suspicacia ante la rápida evolución de la tecnología.
El primer capítulo de la obra, escrito por Gustavo Hernández Díaz, comienza con una explicación referente a la metodología utilizada para obtener los hallazgos. La misma consistió en la selección de 27 investigaciones pertenecientes a cuatro revistas nacionales especializadas en el campo de la comunicación: Quórum Académico (Universidad de Zulia), Comunicación (Fundación Centro Gumilla), Temas de Comunicación (Universidad Católica Andrés Bello) y el Anuario ININCO/Investigaciones de la Comunicación (Universidad Central de Venezuela).
El autor aborda los temas de consumo de pantallas, el público teatral y de cine, los espacios de ocio y de entretenimiento y los hábitos de los lectores en cuanto a los productos culturales. Asimismo, se concluye que las investigaciones empíricas deben tratar de combinar técnicas cuantitativas y cualitativas para lograr cualificar opiniones y contradicciones inevitables.
En el mismo segmento, Hernández señala la necesidad de estudiar contenidos relacionados con el uso de videojuegos y los procesos psicológicos de identificación que derivan del consumo de pornografía infantil, pedofilia, xenofobias, bullying y homofobias.
Por su parte, Johanna Pérez, en el capítulo posterior, parte de dos premisas fundamentales: Las imágenes son uno de los contenidos que más circulan por la web y el ser humano les confiere mayor credibilidad.
Daza relata que a partir de la escogencia aleatoria de cuatro grupos escolares integrados por usuarios con edades comprendidas entre los 15 y 17 años, se demostró que la mayoría de los contenidos compartidos a través sus redes sociales corresponden a imágenes realizadas por los mismos, lo que acentúa su condición de productores. La autora concluirá entonces, que los jóvenes no solo utilizan la fotografía como una forma de expresión, también ubica a la imagen como elemento predominante de su condición comunicacional.
Seguidamente, la participación política de los prosumidores en Venezuela es tratada por Edixela Burgos. La investigadora, luego de resaltar el contexto venezolano y las distintas amenazas que sufre la libertad de expresión, señala que el ciudadano es capaz de producir contenidos para garantizar una mayor participación dialógica con el gobierno. Sin embargo, esto conlleva la necesidad de una educación que refuerce los valores democráticos.
Del mismo modo, Andrés Cañizález, con aportes teóricos de Martín Barbero, Jürgen Habermas y Alejandro Oropeza, define las políticas públicas y resalta que estas deben tomar en cuenta a las audiencias. Además, sugiere promover políticas que busquen reforzar el rol de los medios de comunicación “como espacios para alimentar el debate amplio, plural y abierto a las diversas perspectivas, ideas y expresiones culturales de la sociedad”.
Finalmente, el documento trata el área de Comunicación Organizacional. Bajo la autoría de Humberto Jaimes Quero, se hace mención a la decaída de las investigaciones en esta área a lo largo de los años y a la crisis que impide que las empresas, tanto privadas como públicas, puedan avanzar a una nueva fase de tecnología que involucre el uso de big data u otras herramientas.
Quero cierra con una reflexión respecto al futuro inminente en donde los aspectos operativos de la organización serán asumidos por la inteligencia artificial, mientras que los estratégicos estarán bajo responsabilidad de profesionales. Por esta razón, una perspectiva más humanista, que no es del todo comprendida en el país, será indispensable.
Entre los aportes de esta obra, el lector hallará una postura optimista, a pesar de la situación que rodea al país, en donde una gran mayoría presenta problemas en el acceso a internet, los productos culturales están manchados de una ideología a favor del gobierno y las empresas se encuentran cada vez más atadas a la crisis económica. En definitiva, el texto logra dar un destello de esperanza y base teórica que contribuirá al desarrollo de la Venezuela que queremos.
Andrea López
Estudiante de la Universidad Católica Andrés Bello.