JOHANNA PÉREZ DAZA
La migración –el desplazamiento de personas de un país a otro– dentro del contexto latinoamericano ha cobrado significación crítica en los últimos años y muy especialmente en el caso venezolano. Este hecho ha tenido como consecuencia que desde el arte, la cultura y la comunicación se narre. Así, el fotoperiodismo juega un papel muy importante al narrar las migraciones desde las imágenes que, según dicen, impactan más que las
palabras. El estudio concluye diciéndonos que “Lo incierto y lo inacabado se cuelan en los registros y representaciones visuales cargados de “tal vez” y “quizás”, de la negación del retorno, o la probabilidad del regreso”.
El ser humano se ha movilizado históricamente en pro de recursos, suelos fértiles y condiciones climáticas favorables. Con el tiempo las causas y motivaciones se han diversificado y complejizado. Los términos también. Ahora, quienes salen de sus países lo hacen desde el reconocimiento de limitaciones impuestas dentro de su lugar de origen, de ese concepto difuso que es la patria y que, inevitablemente, se funde en ellos, los acompaña como carga y redención, rastro de lo que fue y recordatorio de lo que no ha sido. Fronteras, soberanía, país, desplazamientos, crisis, identidad, refugio, amenazas, son algunas de las palabras que también se mueven y desplazan tratando de explicar estos procesos que no son exclusivos de un continente, sino que se esparcen y distribuyen por la geografía mundial afectando países y regiones. Migraciones desde África hacia Europa, de Centroamérica a Estados Unidos, refugiados a consecuencia de guerras y crisis socioeconómicas y políticas (por ejemplo: Kosovo, Siria, Afganistán, Venezuela) perfilan un tema impostergable en la agenda global de las últimas décadas.
MIGRACIONES, REFUGIADOS Y FOTOPERIODISMO
Los movimientos migratorios y flujos de personas suelen ser la consecuencia de problemas precedentes. No son un fenómeno reciente, aunque en la actualidad se le considera uno de los asuntos que más ocupa a los gobiernos, organizaciones y líderes del mundo, ya que afecta a un considerable número de personas y grupos que, por distintas razones, deciden –o intentan– dejar su lugar de origen y asentarse en otros territorios que ofrezcan la calidad de vida y garantías que han escaseado en sus países. Los motivos abarcan conflictos armados, violencia, desempleo, crisis políticas, económicas y alimentarias, entre otros, que atraviesan nuestra aldea global. Held apunta que: Hay una forma de la globalización que es más omnipresente que otras: la migración humana. En su sentido más simple, la migración se refiere al movimiento de personas y a su reubicación geográfica temporal o permanente. Las personas siempre han estado en movimiento y han recorrido grandes distancias.
(Held, 1997: 341)
Ahora bien, en la sociedad contemporánea estas distancias se recorren asumiendo peligrosas condiciones de traslado y aspectos relacionados con la documentación y la legalidad. Sin embargo, son riesgos que las personas deciden asumir con el anhelo de un mejor porvenir para ellos y su grupo familiar, según aplique. El costo parece valer la pena.
Los movimientos de personas conllevan debates sobre la autonomía y la soberanía de los Estado-nación, entre los que se encuentran su limitada capacidad para asegurar sus fronteras y controlar el flujo de migrantes indocumentados e ilegales lo que, en oportunidades, amerita acciones trasfronterizas y coordinaciones entre países, instituciones y actores políticos, convirtiéndose en un tema recurrente en los asuntos domésticos e internacionales y, por extensión, en la agenda de los medios de comunicación desde los cuales se informa y se posicionan determinados sucesos que trascienden a la opinión pública.
Es aquí donde el fotoperiodismo tiene un importante papel al registrar estos hechos e ir conformando una especie de inventario de acontecimientos entre los que podemos recordar el drama de las pateras llegando a puntos de jurisdicción española o las embarcaciones sobrecargadas y naufragadas hacia Italia y Grecia, así como los operativos de rescate y los testimonios de los sobrevivientes de una odisea tan incierta como peligrosa. Personas huyendo, niños ahogados, familias de caminantes, vías clandestinas y peligrosas, tiendas improvisadas para pernoctar o personas apretujadas en las líneas fronterizas a veces solo delimitadas con alambre de púas, son imágenes frecuentes en una agenda mediática que jerarquiza, recicla y olvida.
DE LO PARTICULAR A LO GENERAL Y, OTRA VEZ, A LA ESPECIFICIDAD
Desde la conocida foto La Madre migrante –en realidad una serie de siete imágenes– de Dorothea Lange (1936) que documentaba la migración interna producto de los estragos de la Gran Depresión, pasando por las caravanas que desde Centroamérica intentan ingresar a los Estados Unidos, hasta casos puntuales como la historia de Aylan Kurdi –un niño sirio de tres años, quien en 2015 murió́ ahogado en una playa de Turquía en un trágico intento por llegar a tierras europeas–,o más recientemente, en pleno 2021, la dantesca cacería a caballos de migrantes haitianos perseguidos por la policía fronteriza en el paso entre Ciudad Acuña y Del Río en Texas, la migración ha acaparado la atención de la prensa internacional y la opinión pública. Premio Pulitzer.
Desde el fotoperiodismo basta una sencilla revisión de los sucesos que han sido destacados en los premios más prestigiosos del área (World Press Photo, Pulitzer y Ortega y Gasset) para comprobar la recurrencia de la migración en las fotografías galardonadas que, más allá del premio en sí mismo, refleja la cobertura y el tratamiento informativo de un tema macro del que se van asomando eventos particulares acaecidos en distintas regiones y contextos. Las siguientes fotografías corroboran lo antes expuesto.
Migrantes y refugiados llevan consigo sus costumbres ya que “las personas se desplazan con sus culturas” (Held, op. cit.) y, en distintas escalas y proporciones, se produce una afectación propia de la interacción entre los grupos migrantes y receptores, de modo que se crean nuevas relaciones, al tiempo que se busca mantener la esencia de ciertas tradiciones y rituales, de los que no pueden –o no quieren– desprenderse súbitamente.
Otras imágenes sobre este tema visibilizan condiciones muy duras que implican hambre, sed y riesgos como expulsiones y deportaciones que derrumban las aspiraciones de una mejor vida. El caso de los migrantes africanos que se desplazan hacia Europa es quizá el más emblemáticode esta situación.
Las condiciones adversas, las penurias y necesidades que atraviesan han sido fotografiadas por Desirée Martín quien registró la llegada de inmigrantes sedientos a las costas de Tenerife. En este sentido, las motivaciones de los fotoperiodistas pueden llegar a trascender las funciones informativas e intentar que “las imágenes removieran conciencias”, como aspira Desirée Martín (2017), quien asume que sus fotografías:
Son un intento de mostrar una realidad que ocurre en las costas europeas y sobre todo, en el continente africano, donde se cruzan el primer y el tercer mundo sin mucha repercusión para este último. Sobre todo, intento que sean una bofetada para el lector, que llame su atención sobre esta situación, que cree un debate en su interior, y quizás con eso se genere el cambio que se necesita1.
Lo anterior se vincula con los planteamientos de (Sontag, 2003:36), quien consideraba que “Para que las fotografías denuncien, y acaso alteren, una conducta, han de conmocionar”. La imagen resulta, en este sentido, una forma de confrontar y sacudir a la sociedad, a los individuos que pueden acostumbrarse o volverse indiferentes ante el dolor del otro, aunque sea cercano. Las desigualdades y los contrastes también se hacen evidentes en la imagen capturada por José Palazón en Melilla en la que de un lado de la valla se observa un juego de golf y sobre esta una docena de inmigrantes.
Subsaharianos en las cercanías de la valla de Ceuta y su expulsión al desierto es el título que recoge, entre otras, la fotografía galardonada con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en 2006, tomada por el reportero Sergio Caro. Diez años después, una fotografía de la serie Llegando al paraíso realizada por Samuel Aranda obtuvo el mismo galardón. La imagen registra la desesperación de una madre que grita y abraza a su hijo en el agua en la costa de la isla griega de Lesbos, lugar al que llegan cada día decenas de refugiados procedentes de Siria que intentan cruzar el Mediterráneo.
VENEZUELA, UN PAÍS ATRAVESADO POR LA MIGRACIÓN
¿Cómo definir o, al menos, caracterizar la Venezuela de hoy? Fuimos, tradicionalmente, un país receptor de migrantes. De Europa y Latinoamérica llegaron miles de personas que buscaban mejores oportunidades, huían de las guerras y posguerras, de las dictaduras y las crisis socioeconómicas. Vinieron de Italia, España, Portugal, también de Colombia, Chile, Perú, entre otros. Ahora, la dinámica se invirtió. Desde hace al menos una década, somos un país arropado por términos que, como las identidades y las fronteras, se tornan inciertos, líquidos, en movimiento. Diáspora, exilio, huida, se han convertido en palabras recurrentes en nuestros diálogos. Toca distinguir la delgada pero significativa diferencia entre xenofobia, aporofobia y discriminación. Familias desmembradas, migrantes rechazados, una crisis que se extiende y salpica no solo a países vecinos sino a distantes territorios antes desconocidos, impensables dentro de un radar que se ha ensanchado en proporciones impactantes.
Los especialistas hablan de varias olas o etapas, en una primera saldrían profesionales6 y miembros de la clase media y media alta con oportunidades y posibilidades, lo que, en el mediano y largo plazo, afectaría el desarrollo nacional. Luego, la huida incluyó personas de los estratos más bajos y vulnerables. Las vías y formas de salir del país también asombran: a pie con unas pocas pertenencias a cuestas, caminando largas distancias, en autobuses durante días y haciendo paradas interminables, tomando trochas y caminos alternos y poco seguros, en el mar en endebles y sobrecargadas embarcaciones, muchas veces sin la documentación y los recursos necesarios para emprender la travesía. Las cifras son alarmantes. La ONU señala que Venezuela es el país del mundo que más población ha perdido en los últimos cinco años, incluso más que Siria que atraviesa una guerra civil. La Oficina de la ONU para los Refugiados (Acnur) ha constatado que más de 5,6 millones de venezolanos han emigrado en los últimos años dibujando un nuevo panorama demográfico. Se estima, en consecuencia, que alrededor de 20 % de la población ha salido del país.
Según datos de la Encovi, ahora hay más hogares unipersonales, así como un mayor número de hogares encabezados por mujeres. En entrevista concedida a BBC Mundo, Anitza Freitez, directora del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, apunta que: alrededor de 60 % de los emigrantes venezolanos son personas en edades comprendidas entre los 15 años y los 50 años de edad, lo que se traduce en una importante disminución de la población activa y en un aumento del peso demográfico de la población dependiente, especialmente de adultos mayores. Y remata afirmando “Es un país de viejos y de niños”.
Pues bien ¿cómo son las representaciones visuales y el tratamiento que desde la fotografía documental, periodística y artística se ha dado a la migración venezolana? A continuación, revisamos algunos trabajos en una acotada selección que busca mostrar algunas posibilidades de abordaje de un tema que, insistimos, es complejo y tiene múltiples aristas y ha sido tratado por fotógrafos y artistas nacionales e internacionales como la mexicana Teresa Margolles9 y el estadounidense Gregg Segal.
Estorbo de Margolles es el resultado de dos años en la frontera colombo-venezolana, incluye varias series que se extienden más allá del soporte fotográfico y se estructura en varias fases. Conceptos como estorbo, basura, pero también esfuerzo y trabajo orbitan en una propuesta amplia en la que, por ejemplo, entrevista y retrata a los carretilleros y trocheros venezolanos, hombres y mujeres que trabajan en el Puente Simón Bolívar pasando mercancías de uno y otro lado de la frontera. Las imágenes resultan una metáfora del peso que llevan encima, la carga en sus espaldas.
En la serie titulada Undaily bread (pan diario), Gregg Segal fotografía a madres inmigrantes venezolanas con la totalidad de sus pertenencias a su alrededor. Creada en colaboración con Acnur, el proyecto parte de la pregunta: ¿Qué llevaría en su maleta si fuera obligado a dejar su país? A partir de esta interrogante documenta la comida, el vestido y otros elementos personales que acompañan a las madres venezolanas y sus hijos en el exilio. Cada imagen publicada en el perfil de Instagram de Segal, incluye una leyenda que describe el difícil viaje de cada familia.
Con ojos propios
En las siguientes líneas nos detendremos en algunas propuestas de autores venezolanos, ya sea desde su permanencia en el país o desde su propio proceso migratorio. Algunos trabajos se centran en el retrato, en los rostros y personajes de la migración, otros se detienen en los objetos, pertenencias, lugares y espacios. A veces el texto es fundamental, en otras basta la fuerza o simpleza de la imagen. Es lo que hace, por ejemplo, Juan Toro Diez desde la fotografía objetual de las llaves y llaveros que dejan quienes parten. Este último objeto con sus particularidades hace referencia a los individuos que no se ven, pero están presentes, a punto de partir. Numerosas llaves remiten a las medidas de seguridad que hay que tomar en un país habituado a rejas y cerrojos. Los llaveros, por su parte, perfilan edades, creencias y prácticas.
De la migración y el olvido del fotógrafo Rómulo Peña reúne la huella y la ausencia a través de imágenes de “casas muertas” y “no lugares”. Pausas prolongadas y silencios suspendidos, huidas irremediables y expulsiones forzadas. Espacios despojados de su esencia donde la palabra habitar ha quedado vaciada y el tiempo parece detenerse, invitan a la contemplación de ruinas en proceso, camufladas en intencional monotonía. Puertas tapiadas y ventanas clausuradas nos descubren a quien deja todo y sabe que nada le pertenece, solo la sutil esperanza que deambula entre lo provisional y lo transitorio, haciéndolo dueño de la nostalgia y sus recuerdos, del vestigio de la memoria acompañado de la secreta persistencia, presurosamente empacada.
Por su parte, Marylee Coll desarrolla Testigos del desarraigo una serie fotográfica que se vale de objetos olvidados y espacios abandonados a consecuencia de la migración. “Paredes desconchadas, mansiones invadidas por la naturaleza circundante, libros y publicaciones abatidos en el piso, cuadros descolgados, fotografías abandonadas, cajas de cartón y papel de embalaje, acompañan esta historia de transitoriedad, desplazamiento y resiliencia”, escribe la curadora Ruth Auerbach, en el texto que acompaña la exposición presentada en 2018 en Beatriz Gil Galería.
Estas imágenes cuentan –en ausencia de sus habitantes– las posibles narrativas del lugar y de los objetos inanimados que alberga, los cuales “[…] serán interpretados desde la percepción del observador, como el testimonio que documenta”. De este mismo texto destacan otras reflexiones:
[…] no sólo se retrata el cuerpo del objeto como entidad ornamental pronta a experimentar el desalojo de su entorno social y un proceso acelerado de desmantelamiento; aquí se puede contabilizar el testimonio emocional de un país; se transita la noción de desplazamiento, migraciones y diáspora, la conciencia del desarrollo y la fatalidad, las crónicas del abandono y la pérdida de nuestras posesiones, las huellas de la memoria y el olvido; y, así, un sinfín de manifestaciones y categorías identitarias que definen nuestra precipitada (des) construcción cultural.
Señala también Auerbach que “[…] cada fotografía se traduce entonces en una metáfora visual de esa ‘casa’ que todos llevamos a cuestas, aún en la distancia”.
La fotógrafa Fabiola Ferrero, por su parte, se ha dedicado a cubrir este tema, primero desde la visión periodística y luego desde proyectos documentales que incluyen la cercanía y la experiencia personal compartiendo, incluso, textos de su diario. Ella parte de su propia vivencia de la migración al intentar retratar a Venezuela como un lugar donde los recuerdos vuelan alrededor de un espacio físico abandonado. En su cuenta de Instagram la fotógrafa comenta que su proyecto titulado No puedo oír a los pájaros es un viaje visual y emocional del dolor causado por la migración, pero desde el punto de vista de quienes se quedan.
Venezuela ya no es un país, sino un estado de ánimo[…] La desolación de los paisajes naturales, los espacios que dejan los migrantes y los recuerdos en los polvorientos álbumes familiares tienen huellas de una tierra antes próspera, pero también de dolor colectivo de perder nuestro hogar.
Colombia es uno de los principales países que ha vivido la migración venezolana, de hecho, el diario colombiano El Tiempo la calificó como la más grande en la historia de esa nación, lo cual no ha escapado de las representaciones visuales en obras como la de Alicia Caldera que se valen no solo del medio fotográfico sino de otras técnicas y formatos como el collage, el video, la instalación para presentar distintas aproximaciones al tema, tal como hace en el proyecto Apuntes sobre la migración venezolana en Colombia del cual forma parte ‘2219’, cuyo título alude a la distancia en kilómetros de la frontera que “divide”, y también “une”, las dos naciones.
A través del uso de su propio archivo fotográfico (retratos, paisajes de frontera, paisajes urbanos) combinado con imágenes apropiadas de prensa, mapas históricos, símbolos y textos de canciones, Alicia crea collages para abordar ciertas problemáticas políticas y sociales relacionadas con sus propias experiencias de viaje e identidad. De esta manera reflexiona sobre la migración y cómo a partir de ella se producen procesos de disolución, temporalidad, desarraigo y memoria.
Resulta interesante que estos trabajos se difunden por diversas vías, no solo por la prensa, sino también por las redes sociales, llegan a salas expositivas de museos y galerías y permanecen en páginas de fotolibros y publicaciones que también se mueven entre fronteras, viajando en maletas, pasando de mano en mano, de país a país, dejando constancia más allá de la inmediatez noticiosa.
CONSIDERACIONES FINALES
Temas van y vienen, mutan, se solapan y reaparecen. En medio, el intento de algunos fotógrafos por presentar un enfoque propio y diferenciado capaz de distinguirse en la saturación visual y la insensibilidad que tiende a arropar la migración luego de ser abundantemente tratada por la prensa. Como hemos visto, el espectro va desde el fotoperiodismo a las búsquedas autorales, incluye tratamientos superficiales, similares y tópicos recurrentes, así como propuestas más densas y planteamientos que ofrecen otro acercamiento, una perspectiva que aporta información nueva, ya sea porque se aproxima a casos particulares o porque humaniza las cifras. En otros casos, se exploran estrategias de divulgación y socialización que reten la pasividad y combinen formatos que ofrezcan a las audiencias otros ángulos y susciten no solo reflexiones, sino también acciones, que sacuden la zona de confort. En consecuencia, buscan generar no solo contenido, sino sentido. Asumen la responsabilidad de mostrar, cuestionar y denunciar. En síntesis, un compromiso que rebasa lo informativo.
En el tratamiento de los migrantes y refugiados escasamente se tocan los aportes que ellos pueden introducir en los países receptores. Lo negativo resulta más impactante. Detrás de esto, subyace la discriminación y la desconfianza ante el otro, el extraño o el desconocido entendido como posible amenaza.
La fotografía sobre refugiados y migrantes refleja, a través de hechos concretos, las búsquedas y el sufrimiento humano, tal y como señala la fotoperiodista española Sandra Ballsels (2017):
La gran aportación que puede hacer la fotografía es mostrar, de una forma honesta y empática, cual es el sufrimiento del ser humano y eso no ha cambiado a lo largo de la historia. Cambias los escenarios y los tiempos, pero el sufrimiento del ser humano es el mismo, es universal.
En el tratamiento de los migrantes y refugiados escasamente se tocan los aportes que ellos pueden introducir en los países receptores. Lo negativo resulta más impactante. Detrás de esto, subyace la discriminación y la desconfianza ante el otro, el extraño o el desconocido entendido como posible amenaza. El discurso del odio y las prácticas de marginación y exclusión se extienden y salpican los ámbitos más diversos. El mundo del arte no es la excepción. En este sentido, leemos recientemente (16 de septiembre de 2021) que, debido a amenazas de grupos extremistas, cancelaron una exposición fotográfica sobre venezolanos en República Dominicana. Caminos de aprendizaje, es el nombre de la exhibición que reúne imágenes realizadas por dos fotógrafos venezolanos, en las que retratan la labor de trece profesores venezolanos que residen en República Dominicana. La suspensión se produjo luego de que grupos radicales se acercaran al lugar donde se inauguraría la muestra para sabotear el acto. El promotor del boicot, Manny Solano, del movimiento No Tenemos Miedo RD, dijo en redes sociales que no permitirán la “manipulación de tema migratorio disfrazado de arte15”. Pero donde se cierra una puerta, se abren ventanas y, en respuesta solidaria y creativa, la exposición fue llevada al espacio virtual y puede apreciarse en AWA Cultura.
Tan solo unos pocos días después la dinámica noticiosa reseñaría un amplio operativo del cuerpo policial de Carabineros de Chile para el desalojo de un campamento de alrededor de un centenar de migrantes, mayoritariamente venezolanos y haitianos, en la norteña ciudad de Iquique, así como las acciones de manifestantes quemando las pertenencias de estos migrantes. El abogado José Antequera Guzmán, director del Centro de Memoria Paz y Reconciliación (Colombia), publicó en su cuenta de twitter el siguiente dibujo y su respectiva descripción:
Desde el arte, la cultura y la comunicación entendemos que la migración entabla un diálogo con la posibilidad y se aferra a la esperanza. En un fenómeno complejo y contradictorio que alterna arraigo y despedida, abriendo un vacío tan grande como el país que se deja pero que en modo alguno se olvida. Quizás por eso, todos somos migrantes. Bisabuelos, abuelos, hijos, nietos. También quienes se quedan intentando reconocer un territorio que se volvió inhóspito. Quizás por eso no solo nos desplazamos geográficamente, sino que, además, recorremos trayectos que transforman nuestras acciones e imaginarios, tranzando otras rutas que revelan fortalezas ocultas y significados aletargados. Lo incierto y lo inacabado se cuelan en los registros y representaciones visuales cargados de “tal vez” y “quizás”, de la negación del retorno, o la probabilidad del regreso.
JOHANNA PÉREZ DAZA
Doctora en Ciencias Sociales, magíster en Relaciones Internacionales y comunicadora social. Investigadora del Centro de Investigación de la Comunicación (UCAB) y directora de la revista Temas de Comunicación (UCAB). Miembro del Consejo de Redacción de la revista Comunicación.
Referencias
BALSELLS, Sandra ((2016): Entrevista en revista Ojos Rojos N° 24 http://www.revistaojosrojos.com/sandra-balsells/
(Consultado el: 14 de marzo de 2017)
HELD, David (1997): La democracia y el orden global. Del Estado moderno al gobierno cosmopolita. Buenos Aires: Edición Paidos Ibérica.
SONTAG, Susan (1992): Sobre la fotografía. Barcelona: Ed. Edhasa. ________ (200): Ante el dolor de los demás. Madrid: Santillana Ediciones Generales, S.L.
Notas
1 Ver: Desirée Martín: drama en Tenerife. http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_6677000/6677773.stm
2 Ver: ‘Mediterráneo, una gran fosa común’: fotografías en el rompeolas que golpean conciencias https://www.rtve. es/noticias/20180621/mediterraneo-gran-fosa-comun-fotografias-rompeolas-golpean-conciencias/1753753.shtml
3 Ver: La grieta https://www.astiberri.com/products/ la-grieta
4 Ver: Welcome to Intipucá city, un territorio transnacional https://welcometointipucacity.com/
5 Ver: “Venezuela fue un país que nos albergó con gran solidaridad”: 5 destacadas figuras de la ciencia, el arte y la literatura marcadas por el exilio https://www.bbc.com/ mundo/noticias-america-latina-55884387
6 Ver: Migración venezolana y su rastro digital en LinkedIn https://esdemontero.com/linkedin-y-el-rastro-digital- de-la-migracion-venezolana/ LinkedIn, la red social laboral permite segmentar la búsqueda de los usuarios registrados en ella. Con el fin de plasmar la magnitud de la migración venezolana de profesionales, se analizó el registro de usuarios de las veinte principales universidades de Venezuela y su ubicación actual en diez países. Al mes de febrero de 2021 la plataforma registra a 815 mil venezolanos egresados, de los cuales más de 370 mil emigraron del país. Basado en los datos que arrojó el estudio digital de migrantes venezolanos en 2019, los profesionales serían al menos 2 millones. Los países más beneficiados son España, Estados Unidos y Chile. Estos países cuentan con más de 55 mil egresados en cada país. Le siguen Colombia y Argentina con 36 mil registrados respectivamente.
7 Ver: Desaparecer en el mar: una búsqueda sin brújula ht tps://al ianza.shor thandstor ies.com/desaparecer-en-el-mar/index.html
8 Ver: Cuánto se ha reducido la población en Venezuela y cómo impacta en su desarrollo https://www.bbc.com/ mundo/noticias-america-latina-57991341
9 Ver: Estorbo y trabajo: sobre la muestra de Teresa Margolles con trabajadores migrantes venezolanos https://prodavinci. com/estorbo-y-trabajo-sobre-la-muestra-deteresa- margolles-con-trabajadores-migrantes-venezolanos/
10 Ver: Los retratos de familias venezolanas de Gregg Segal manifiestan el angustioso viaje de los inmigrantes https://culturainquieta.com/es/foto/item/17684-los-retratos- de-familias-venezolanas-de-gregg-segal-manifiestan-el-angustioso-viaje-de-los-inmigrantes.html
11 Ver: El fotógrafo Gregg Segal retrató el equipaje de las madres migrantes venezolanas https://migravenezuela. com/web/articulo/las-fotos-de-gregg-segal-que-muestran-las-maletas-de-las-madres-venezolanas/1528
12 Ver: Marylee Coll, Testigos del desarraigo https://beatrizgilgaleria.com/exposiciones/muestras-pasadas/ expo-anterior-2018/marylee-coll-testigos-del-desarraigo#:~:text=Test igos%20del%20desar raigo%20%E2%80%93%20el%20m%C3%A1s,de%20la%20ciudad%20de%20Caracas.
13 Ver: Alicia Caldera expone ‘2219’, un trabajo sobre migración, frontera y viaje, en el Instituto Iberoamericano de Finlandia https://clavoardiendo-magazine.com/ actualidad/agenda/2219-de-alicia-caldera/
14 Ver: Documental No me llames fotógrafo de guerra https://www.youtube.com/watch?v=Ms5Y9FD38Wc
15 Ver: Cancelaron exposición sobre venezolanos en República Dominicana por amenazas https://www.elnacional. com/entretenimiento/cancelaron-exposicion-sobre-venezolanos- en-republica-dominicana-por-amenazas/