Ysabel Viloria
SUMARIO
El análisis que nos ofrece la autora del presente artículo se centra en la óptica informativa que caracterizó a los comicios regionales del país el 21 de noviembre de 2021. Desde esa perspectiva señala los temas y la frecuencia de los contenidos manipulados, falsos y especulativos que circularon sobre esas elecciones. De igual manera, nos ofrece una síntesis sobre el trabajo periodístico que se hizo para desmentir esas falsas informaciones.
Los comicios realizados el 21 de noviembre de 2021 fueron inéditos en el país desde una perspectiva informativa. La cobertura y difusión de contenidos al respecto abordaron desde el contexto de hostilidad política que se ha prolongado y agravado, la división de la coalición opositora que en procesos anteriores había participado en bloque, y también se dedicó un esfuerzo periodístico a desmentir bulos sobre candidatos, encuestas, resultados e, incluso, protectorados.
Otra novedad en la cobertura periodística de las más recientes elecciones regionales en el país, tiene que ver con la cantidad de cargos que se sometieron a votación en lo que el oficialismo llamó “megaelecciones”. Simultáneamente se escogían 3.082 cargos ejecutivos y legislativos de los estados y municipios del territorio nacional, mientras las plataformas informativas se debatían entre difundir información sobre los centros electorales, los cargos elegibles, la forma de votar y, también, de desmentir rumores, falsedades y manipulaciones.
La vigente Ley Orgánica de Procesos Electorales establece los pasos y periodos previos y posteriores a la presentación de candidaturas, elecciones y anuncio de resultados. Incluso es explícita en cuanto a la función y participación de los medios de comunicación en la difusión de contenidos periodísticos y propagandísticos relacionados con los comicios. Sin embargo, está lejos de tipificar el fenómeno de las fake news en entornos electorales.
Es un reto intentar caracterizar los temas y la frecuencia de los contenidos manipulados, falsos y especulativos que circularon sobre las más recientes elecciones regionales en el país.
Mentiras y manipulaciones
Entre los bulos que circularon antes de los comicios se identificaron falsas declinaciones de algunos candidatos en favor de otros. Este fue el caso de los aspirantes opositores de los estados Mérida, Monagas, Nueva Esparta y Táchira. A partir del retiro confirmado del candidato opositor Carlos Ocariz a la candidatura de la gobernación en el estado Miranda, hubo una ola de mensajes viralizados en redes sociales sobre el falso abandono de otras figuras a sus aspiraciones.
En un esfuerzo menos creativo, aplicaron la clásica manipulación de imágenes para desprestigiar a los candidatos: falsos defectos, montajes, gráficas antiguas mostradas como actuales, fueron algunas prácticas repetidas en las distintas regiones, en especial para candidatos que aspiraban a los mandatos estadales y municipales. Estas unidades circularon, mayormente, a través de mensajería instantánea como WhatsApp.
También circuló información falsa sobre procesos de actualización de datos. Un bulo recurrente, casi clásico en procesos electorales venezolanos, es el de un mismo ciudadano registrado con diversos números de cédula de identidad en distintos estados, lo que le permitiría votar en varios lugares, pero en cada proceso electoral se desmiente la misma información una y otra vez.
Las encuestas falsas tuvieron sus momentos de protagonismo. El primer bulo de esta naturaleza circuló antes del inicio formal de la campaña –a finales de octubre– con la usurpación de la firma Hinterlaces que colocaba por encima al candidato oficialista Omar Prieto por la gobernación del Zulia, sobre su oponente que resultó ganador, Manuel Rosales. Ocurrió algo similar con la firma Dantanálisis, ya en noviembre, pero que daba como favorito al candidato opositor Carlos Lozano, para la alcaldía de Valencia, en Carabobo. Este caso de falsos sondeos se repitió en regiones de Nueva Esparta y Lara.
Durante el proceso de votaciones, ese 21 de noviembre, los bulos retomaron viejas mañas: mapas de falsos ganadores, violencia inexistente, incluso, en medio de la escasez de combustible, circuló un bulo que aseguraba que trasladarían centros de votación a las estaciones de gasolina.
Barinas legendaria
En una ya bastante irregular contienda electoral rodeada de dificultades para recolectar y difundir información periodística precisa, surge un escenario sin precedentes: luego de más de 24 horas de escrutinios y proyecciones se suspendió el proceso de elección de gobernador para el estado Barinas, bastión del oficialismo por ser tierra natal del líder fundador (ya fallecido) del partido de gobierno actual.
Iniciaría entonces una nueva gesta periodística por hallar la información concreta y verificada en un mar de decisiones improvisadas, fuera de norma y rodeada por más rumores, falsedades y manipulaciones. Unos resultados preliminares daban como vencedor al candidato opositor, Freddy Superlano por encima de Argenis Chávez, hermano de Hugo Chávez y candidato a la reelección por el PSUV. En el interín circularon versiones falsas de movilización de cuerpos de seguridad del Estado desde Caracas hacia el llano para “controlar la situación”.
Entonces surgió una noticia que parecía falsa pero resultó verdadera: el CNE anunció que se debía repetir la elección en ese estado, pero el candidato de la oposición quedaba fuera de juego por una inhabilitación política. También quedaba inhabilitada su esposa. Argenis ya no sería candidato del oficialismo, vendría al relevo otra figura “pesada” del chavismo: Jorge Arreaza, que se enfrentaría a Sergio Garrido y otros cuatro candidatos. Entre tanta sucesión de eventos, la tarea más compleja era informar mientras pululaban bulos de falsos protectorados a cargo de Argenis Chávez, una figura de gobierno paralelo para instancias dominadas por la oposición.
Al final se hizo leyenda: entre bulos y desconfianza, se confirmaba el triunfo del candidato opositor en la repetición de la votación el 9 de enero de 2022. Barinas tiene gobernador: Sergio Garrido.
Vacíos, censuras y desiertos
El extremo desde el que actuó el árbitro en estos comicios fue singular. El Consejo Nacional Electoral tuvo una campaña informativa escasa en comparación con procesos previos y, además, en medio de unas elecciones que incluían tantos cargos, en tantas regiones, para tantas instancias de forma simultánea.
La institución del Estado encargada de promover el ejercicio del sufragio como un derecho y un deber ciudadano redujo de forma sustancial su campaña mediática como preámbulo a las elecciones. También se evidenció el poco contenido explicativo sobre cómo escoger a los candidatos. Los procesos informativos a los que estábamos acostumbrados por el CNE en sus anuncios, incluían detalles, paso a paso de cómo votar. Esta vez, a pesar de la complejidad de la elección, fue distinto. Además de ese vacío, tampoco hubo incentivo para nuevos electores de formar parte del proceso.
Por otra parte, se agudizaron las dificultades en el acceso a la información de medios periodísticos. Se mantuvo la práctica del Gobierno central de bloqueos a medios digitales tal como ha denunciado el Instituto Prensa y Sociedad Venezuela, así como la imposibilidad de acceder a medios electrónicos por falta de equipos necesarios y también por problemas de conectividad, como ha registrado Medianálisis. Ni qué decir de la reducción de oferta de información periodística en plataformas tradicionales como impresos o espacios informativos en radio y televisión, según ha documentado Prodavinci.
El Colegio Nacional de Periodistas contabilizó casi cuarenta ataques contra la prensa en la cobertura de las “megaelecciones”. La lucha por informar se enfrenta contra varios obstáculos, algunos más difíciles de contabilizar.
Ysabel Viloria
Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Católica Andrés Bello. Profesora de Periodismo UCV. Coordinadora editorial de Historias que laten. Parte del Observatorio Venezolano de Fake News. Miembro del Consejo de Redacción de la revista Comunicación.