Las siguientes líneas buscan tejer algunas ideas sobre la relación del medio fotográfico y las mujeres, en el contexto venezolano. Se trazan algunas coordenadas para conocer su participación como fotógrafas, así como sus aportes en sectores asociados a la investigación y difusión de la fotografía. En tal sentido, se señalan aspectos relevantes en cuanto al rol de la mujer delante y detrás de la cámara, entiéndase como fotógrafas pero, también, como curadoras, promotoras e impulsoras de la dinámica fotográfica en el país.
Hasta hace poco y desde el quehacer fotográfico, la mujer había sido encasillada y limitada a ser musa o modelo, dejando a un lado su consideración como creadora y autora. Desde las representaciones visuales y la publicidad, se formó una imagen de la mujer adosada a convenciones sociales y cánones de belleza. Dócil, sumisa, sensible, delicada, siempre arreglada, delgada y joven, confinada a las tareas del hogar y la familia. La Chica Kodak dio paso a la Conejita Playboy, con una imagen sexualizada donde la figura feminina era la carnada de venta, por lo tanto su cuerpo era expuesto y cosificado en función de los apetitos de un consumidor masculino al que se buscaba seducir y complacer.
En cuanto al oficio fotográfico, las mujeres solían ser definidas en función de su relación con el hombre (la esposa del inventor, la asistente del fotógrafo, la hermana de…, la hija de…, la viuda de…). Poco se reconocían sus capacidades y habilidades más allá del ámbito doméstico. En los estudios y laboratorios fotográficos muchas mujeres empezaron a dejar su impronta. Sin embargo, algunos de sus trabajos e incluso fotografías realizadas por ellas fueron atribuidas y hasta firmadas por sus compañeros de oficio. En la historia del arte abundan los ejemplos de suplantación de autoría. La fotografía no es la excepción.
Ahora bien, el asombrarnos por el trabajo de las mujeres en la fotografía es, cuando menos, contradictorio –por no decir ofensivo–. Reivindicar sus aportes y legado no es un favor que agradecer, es una deuda acumulada. Es un reconocimiento que, aunque válido y tardío, no deja de ser paradójico. Pareciera, entonces, que de las sombras se transitó al asombro ante la fuerza y atributos de su obra.
Desde las intersecciones entre imagen y palabra, algunas escritoras se han vinculado a la fotografía. Es el caso de Victoria de Stefano quien escribió en varias oportunidades para los libros y exposiciones de Paolo Gasparini aportando una mirada profunda y aguda.
En su artículo La mujer como objeto (modelo) y sujeto (fotógrafa) en la fotografía1 (2014), Ana Muñoz y María Barbaño González ofrecen un repaso histórico del tema a partir de la concepción de que, como el resto de las disciplinas artísticas, este es un ámbito dominado por los hombres:
El papel de la mujer en la fotografía fue por ello reducido durante mucho tiempo a modelo situado ante la cámara, objeto que fotografiar. Con el paso de los años, ya a finales del siglo XIX, la fotografía llegó a convertirse en una de las pocas actividades creativas permitidas al género femenino. A partir de entonces las mujeres trabajarán como fotógrafas en un campo artístico creado por hombres. Será desde los años sesenta, momento del auge definitivo de la reivindicación del movimiento feminista, cuando las mujeres se revelan a través de la fotografía para denunciar las injustas situaciones y roles que deben cumplir en una sociedad patriarcal, reivindicando, así mismo, el poder de construcción de su propia imagen, mediante el uso de sus propios cuerpos como espacios de creación y crítica. (Muñoz y Barbaño, 2014).
Progresiva y arduamente, las mujeres han superado dificultades y abierto caminos por mérito propio. En el caso de la fotografía venezolana, las mujeres han ido destacando por sus contribuciones tanto en la investigación como en el oficio En el primero de los casos, hay que apuntar sus aportes al estudio, crítica, promoción, gestión cultural y curaduría especializada en fotografía o vinculada a esta. En este sentido destacan nombres como: Josune Dorronsoro, María Teresa Boulton, Sagrario Berti, Mariana Figarella, Lorena González, Johanna Pérez Daza, Vilena Figueira, Elizabeth Marín, Ruth Auerbach, Elena Cardona, entre otras. Algunas de estas investigadoras se han concentrado en el hecho fotográfico, mientras otras lo han tocado de forma puntual en ciertas investigaciones dentro del amplio espectro que abarcan sus indagaciones sobre arte. Es el caso, por ejemplo, de María Elena Ramos con su texto Mujer- fotografía- poder (algunos estereotipos) con el cual obtuvo el Premio Internacional de Ensayo Mujer y Poder en América Latina, promovido por la Editorial Nueva Sociedad. [Continua leyendo…]
Comunicacion-207-208-45-54-Delante-y-detras-de-camara-apuntes-sobre-el-rol