El ensayo nos ofrece, en su primera parte, un análisis y reflexión sobre la crónica como género no solamente periodístico, sino también literario. Inmediatamente se centra en la figura de Elisa Lerner como una mujer testigo de una época y protagonista de los inicios de la democracia en Venezuela. Finalmente nos ofrece una mirada de Elisa Lerner como cronista. “Sus crónicas son en lo profundo –cada una de ellas– una metáfora de distintos retazos del país. Desde allí denuncia su transformación, a la vez que le sirve de ejemplo la ciudad que ella vivió en su infancia”.
PREÁMBULO EN TRES TIEMPOS:
1er tiempo. El campo cultural: Bourdieu ha señalado la importancia, tanto de la constitución del campo cultual correspondiente a cada Nación, como la lucha por su apropiación. Esta se produce en competencia y de complicidad, pero a través de ella se afirma la creencia en la autonomía de dicho campo. La formación de campos específicos del gusto y del saber que valoran los bienes por su escasez y limitación permiten, a su vez, constituir y renovar la distinción de las élites en el consumo, que es el punto de distinción y de comunicación de diferencias en las sociedades modernas. Ellas necesitan, de igual manera, la divulgación para ampliar el mercado y el consumo y la distinción para recrear los signos que diferencian a los sectores hegemónicos.
2do tiempo. La crónica: género híbrido o impuro, mezcla la alta cultura a través de la literatura que hay en ella, con prácticas culturales mediáticas, “populares”, como el periodismo; de esta manera se nutre de diversos orígenes y se constituye como un producto que hace armonía entre lo “alto” y lo “bajo”, lo culto y lo popular, lo subalterno y lo hegemónico.
Esta caracterización explica la manera en que la crónica se inserta en la modernidad para mostrar cómo ella se expresa en cruces socioculturales que evidencian mezclas “de memoria heterogénea e innovaciones truncas” (García Canclini, 1988: 15), de lo tradicional y lo moderno, lo culto, lo masivo y lo popular que conviven, constituyendo nuevas percepciones de los fenómenos culturales en los que lo sincrético, lo híbrido1, dan cuenta de tales mezclas. Son circuitos híbridos que conforman el fenómeno de la modernización (desigual y con un perfil particular en América Latina) y constituye una heterogeneidad multitemporal (García Canclini,1988:13). Ello genera una reubicación de “… arte y folclor, saber académico y cultura industrializada, bajo condiciones relativamente semejantes” (Ibid. p18), porque con esta nueva comprensión dejan de ser “universos autosuficientes” donde cada obra producida revienta las fronteras de la “expresión” de su creador.
Esta modernidad, en consecuencia, se percibe como una máscara o simulacro armado por los aparatos estatales, por las élites; por quienes se ocupan del arte y la cultura latinoamericana de los 60 y 70 del siglo XX y que sacaron la mirada de lo prescriptivo y declarativo, hacia un comportamiento propio de las sociedades urbanas. Ello produjo un cambio inobjetable, donde América Latina se concibe como una articulación compleja de tradiciones y modernidades diversas y complejas, desiguales propias de un continente heterogéneo y de países atravesados por variadas lógicas de desarrollo, en donde juega un papel importante “… la transnacionalización de la cultura efectuada por las tecnologías comunicacionales” [que obligatoriamente] “… redefinen los conceptos de nación, pueblo e identidad” (García Canclini, p 25).
El uso del humor como estrategia, tanto de crítica como de liberación, lleva a las escritoras (eje de interés de esta propuesta) a exponer al ridículo las absurdas expectativas del orden patriarcal que las oprime, expresadas a través de la sátira, la ironía y la parodia. Su objetivo: transgredir el orden patriarcal.
3er tiempo. El humor: se emplea con frecuencia como una estrategia para protestar contra códigos de comportamientos tradicionales y para contribuir a la desmitificación de los tabúes en textos contemporáneos escritos por mujeres (caso que aquí nos interesa). El uso del humor como estrategia, tanto de crítica como de liberación, lleva a las escritoras (eje de interés de esta propuesta) a exponer al ridículo las absurdas expectativas del orden patriarcal que las oprime, expresadas a través de la sátira, la ironía y la parodia. Su objetivo: transgredir el orden patriarcal. Pues bien, existe la creencia de que el humor es una prerrogativa masculina por su contenido agresivo y ‘poco femenino’. [Continua leyendo…]
Comunicacion-207-208-143-153-La-practica-femenina-de-la-cronica-como-rebeldia-y-reto