imágenes de los inicios de las protestas, lo que, según Diego Bautista Urbaneja, tuvo un “efecto magnificador y propagador” que finalmente condujo a los saqueos y al gran estallido social. No pasó siquiera un mes de la “coronación” para que este revuelto tuviese lugar en nuestra historia y sirviera como excusa para dos asonadas. Intención de apaciguar las aguas por parte de los medios no hubo. Los canales nacionales, en especial RCTV con su icónica novela “Por estas calles”, cuyo alcance llegó a niveles casi absurdos, degradando, denunciando y responsabilizando a los políticos por la situación del momento, Televen y Venevisión, encontraban en el repudio a un gobierno en crisis política y económica su razón de ser. Si hacemos la comparación entre el gobierno de Chávez y el de Carlos Andrés, una razón ética y lógica para que los mismos medios, adalides de oposición de CAP, se hayan comportado como insufribles cómplices con el ex Teniente Coronel pareciera no existir. Eran los mismos canales y los mismos dueños. Solo había una diferencia: ciento cincuenta dólares. Ciento cincuenta dólares el barril de petróleo implicó plata para todo el mundo, así como escasas y raquíticas críticas al gobierno. Moral, ética, democracia, estabilidad, en tiempos de CAP, y con repercusiones hasta el día de hoy, se convirtieron en palabras que para la mayoría solo tenían significado en el diccionario. Prueba aún viva y exenta de esto, y aquí hacemos énfasis, es el famoso y respetado Eladio Lares. Un personaje de mucha jerarquía y amplia trayectoria en la Televisión venezolana. En el momento más crítico e inestable de la democracia y del gobierno de Pérez, Lares alegó que la estabilidad democrática no era asunto de ellos, de los medios, porque su responsabilidad, su “negocio”, era el entretenimiento. Lares no es el responsable, no es Satán. Extraemos este ejemplo porque su carácter simbólico sirve como referencia tangible del pensamiento de muchos medios. Tal era el complot para literalmente sacar de la presidencia a Pérez que quien comienza con la idea del juicio es el mismísimo José Vicente Rangel, que prácticamente transformó su programa “José Vicente Hoy” en una acérrima plataforma de crítica al gobierno de CAP. Además de la del Diario de Caracas, tenía una columna en el Universal, donde por primera vez se tocó públicamente el caso que terminó con la destitución del presidente.