“¡No! No soy el príncipe Hamlet, ni tenía por qué serlo;
soy un noble del séquito, uno que sirve para hacer bulto en una comitiva,
empezar alguna que otra escena,aconsejar al príncipe: sin duda,
un fácil instrumento,respetuoso, contento de ser útil,
político, cauto y meticuloso; lleno de elevado fraseo, pero un poco obtuso;
a veces, incluso, casi ridículo a veces, casi, un bufón”