El poder de Internet estriba en su capacidad como red interactiva de integrar en un mismo sistema distintas modalidades de la comunicación humana: lo escrito, lo oral, lo audiovisual (Castells, 1996), lo cual significó un cambio verdaderamente paradigmático para los medios y sus modelos de negocios alimentados precisamente desde la especialización en una o acaso dos modalidades (prensa escrita, radio, por ejemplo). En el plano mediático la red concentra la inmediatez de la radio, lo audiovisual de la televisión y la lectura de la prensa escrita; es hipertextual y multimedial. Estas posibilidades cambiaron el perfil de las empresas mediáticas, y también de la profesión. Por una parte, produjeron la convergencia de medios y llevaron al periodista, en un primer momento, a preparar contenidos a la carta, para que el usuario seleccionara
lo que le conviniese (Cantavella y Serrano, 2004), a lo cual siguió una etapa en la que los usuarios modifican la información presentada, e incluso crean y mantienen sus propios medios (Morales Vargas, 2006).