Torres, Méndez Guédez, Barrera Tyszka y Pérez recuerdan casos de políticos y ejecutivos venezolanos, gente educada y de buena dicción, opositores o chavistas, que durante los años de esplendor chavista impostaron lo que pensaban que era “un habla popular”. “Algunos daban angustia”, recuerda Torres, que también destaca que, ahora, Juan Guaidó cuida mucho de hablar un español formal y respetuoso, como una manera de marcar distancia con “la virulencia y la chabacanería” del idioma de Chávez.